Ahora hay varios costales de yute donde vamos poniendo las latas vacías de cerveza, que consumimos en buen número en las reuniones de "La Cofradía Rockera"; y hay una bolsota negra donde ponemos los platos y vasos desechables (ahora de cartón, no de plástico) a un lado del asador.
-La Ecología mi Artu, por la Ecología hay que hacer sacrificios -me dice alguien que deposita sus desechables en esos contenedores.
Bien hecho; pero eso de "hacer sacrificios" no me suena bien, me suena o a secta extremista o a pretexto forzoso, y a fuerzas ni los zapatos entran, si me es permitido ésta inédita expresión.
Conocía yo la noticia de que en mi Chihuahua ya habían prohibido el uso de los popotes de plástico no biodegradable (Congreso del Estado de Chihuahua, Agosto 2018) para bajar el impacto del plástico eterno en el medio ambiente.
Aunque los popotes que dan en Cinepolis no dicen que sean degradables y puede uno sacarlo del establecimiento (por el tema de la contención), cuantos quieras llevarte y ni quien te diga nada.
Ecológicamente hablando, una cosa es lo natural, lo que hacíamos cotidianamente sin afectar el medio ambiente, y sin realmente saber que lo hacíamos, la verdad.
Así era la vida diaria antes, en nuestra niñez, no había "conciencia ecológica" como la hay ahora; y que luego ahora las juventudes "millennials" nos quieren culpar del estado actual del mundo, ecológicamente hablando.
Y otra cosa completamente diferente, mis amigos, es vernos "obligados" a tomar medidas urgentes de contención ante eventos de alcance mundial para paliar un poco el enorme daño ecológico actual que ha hecho el "progreso moderno", en nuestro entorno local y en general en el "mundo mundial", también si me es permitido utilizar ésta inédita expresión...
Éste pasado Viernes 15 de Marzo 2019, hubo manifestaciones en muchas partes del mundo buscando hacer "conciencia ecológica" del daño al medio ambiente y con eso, la alteración del clima mundial y del calentamiento global en nuestro ahora sufrido y único planeta habitable.
Y fue en Viernes, por la iniciativa de la joven sueca Greta Thunberg que en diciembre del 2018 habló en una asamblea sobre "conciencia sobre el cambio climático" en Polonia, auspiciada por la ONU. La chica lo que hacía en Suecia era negarse a ir a la escuela los Viernes e irse a plantar como protesta afuera del Parlamento sueco, inconforme por la inacción de los gobiernos por frenar el cambio climático.
Éso de no querer ir a clases los Viernes, es algo común en México, pero se llama "consejo técnico escolar", vil e inútil burocracia gubernamental.
Ahora la chica está nominada para recibir el Premio Nobel de la Paz.
En parte por, como digo, la inacción de los gobiernos del primer mundo y en parte por culpar a las generaciones pasadas por el estado actual del mundo.
Por cierto, dudoso honor éste último (de la nominación al premio Nobel de la Paz) si se le da un vistazo al listado de premiados, donde están varios presidentes y vice presidentes de Estados Unidos (luchadores por la Paz, por favor) y donde hay fallidos mediadores de conflictos de naciones represoras como Israel contra Palestina o en China donde abunda el trabajo forzado infantil y nulos derechos humanos, además del territorio ocupado del Tibet.
Pero veo que como siempre, me he apartado del camino de mi relato, ahora lo retomo...
Hace unos días en un conocido supermercado, que no quiero decir Soriana, la señora "adulta mayor" que empacaba la mercancía le pidió a la joven cajera más bolsas para poner lo que yo compré, la joven cajera le torció la boca y dijo entre dientes:
- Deberían de traer sus propias bolsas, no tienen "cultura ecológica". Tantas bolsas de plástico no son buenas para nuestro medio ambiente. Éste es ahora nuestro problema. Su generación no puso suficiente cuidado en conservar el medio ambiente...
«-"Niña", es que en nuestros tiempos no había esa moda ecológica, "Niña", ¿'erdá siñor? -dijo tratando de disculparse la pobre señora, y mirándome con ansiosos ojos y buscando en mí algún soporte al regaño generacional de la "Niña" cajera.
Le iba a decir sus verdades a la tal muchachita, pero viendo que no pudo ni siquiera calcular mentalmente lo que me iba a regresar de dinero, mejor me ahorré mi inane comentario.
Ahora bien:
En parte, la joven cajera tenía razón: nuestra generación no tenía esa moda verde ecológica en aquellos tiempos de la anterior centuria, como lo vamos a ver:
En aquel entonces, las botellas de vidrio de los lácteos, de los refrescos gaseosos y las de la sabrosa y nutritiva cerveza se devolvían a la tienda de la esquina. Las tiendas las enviaban de nuevo a las fábricas para ser lavadas y esterilizadas (dizque, nadie se enfermaba de eso, aunque a veces salían bichos en las botellas rellenas) antes de llenarlas de nuevo, de manera que se podían usar las mismas botellas una y otra vez. Así, realmente eran recicladas. Pero la joven cajera y la señora que empacaba tienen razón, no teníamos esta moda verde y de reciclaje en nuestros tiempos, en aquel tiempo era algo normal, regular y natural y nadie se ponía esa bandera verde.
Subíamos todos las escaleras, porque no había escaleras eléctricas como hoy en muchas plazas comerciales ni tampoco las había en las oficinas, como en el actual palacio legislativo y oficinas gubernamentales.
Íbamos caminando, andando a pie y si le urgía a "la jefa", corriendo a las tiendas de la esquina, en lugar de ir en carros de 300 caballos de potencia cada vez que necesitábamos recorrer 120 metros para ir al Opxo. Pero tiene usted toda la razón Niña cajera. No teníamos la moda verde en nuestros días.
Por aquellos entonces, se lavaban en casa los pañales de los bebés (guácala, por cierto) porque no los había desechables (desechables los pañales, no los bebés).
Secábamos la ropa en tendederos, no en secadoras que funcionan con gas y electricidad, de ese modo la energía solar y la energía eólica secaban verdaderamente nuestra ropa.
Los chicos usaban la ropa de sus hermanos mayores, no siempre estrenando modelitos nuevos de telas derivadas del plástico. Pero están los jóvenes millennials en lo cierto: no teníamos entonces una moda verde en nuestros días.
Entonces teníamos una televisión, o radio, en casa, no un televisor en cada habitación. Y la TV tenía una pantallita de máximo 20 pulgadas, no una pantallota del tamaño de la pared.
En la cocina, molíamos y batíamos a mano, porque no había máquinas eléctricas que lo hicieran por nosotros.
Cuando empaquetábamos algo frágil para enviarlo por correo o en una mudanza, usábamos periódicos arrugados para protegerlo, no cartones preformados o bolitas de plástico de vida casi eterna, o plásticos con burbujas con aire, de esas que mucha gente estressada usan para desestressarse, reventando esas mentadas bolitas.
En esos tiempos no arrancábamos un motor y quemábamos gasolina sólo para cortar el césped; usábamos una podadora que funcionaba a empujones y jalones, empujones y jalones.
Hacíamos ejercicio trabajando, o jugando a algo en las calles, al aire libre, en campos y canchas deportivas (beis, fut, rebote, voli, carreras, saltar la cuerda, basquet, caminar, corretear) así que no necesitábamos ir a un gym de paga para correr sobre cintas mecánicas que funcionan con electricidad. Pero claro que está usted en lo cierto Niña cajera: no había en esos tiempos una moda verde, por cierto, Niña cajera millenial, no se mira que usté haga algún ejercicio..
Bebíamos directamente del grifo cuando teníamos sed, en lugar
de usar vasitos o botellas de plástico o unicel cada vez que teníamos que tomar
agua, además nadie se enfermaba por eso.
Jugábamos en las calles a mil cosas divertidas, en parvadas de chiquillos que íbamos y veníamos corriendo y haciendo algo ahora casi desaparecido, conviviendo e interactuando unos con otros, unas con otras, unas con otros, unos con otras; no como ahora que se juega encerrado en casa, por internet, consumiendo electricidad y comida chatarra envuelta en envases desechables de plástico; obvio usted, Niña cajera, tiene razón, no había moda verde en esos tiempos.
Recargábamos las plumas para escribir con repuestos con tinta, en lugar de comprar una nueva y botar a la vieja a la basura (a la pluma vieja, aclaro); y cambiábamos las navajas Guillette de afeitar en vez de tirar al bote de la basura toda la maquina razuradora sólo porque la hoja perdió su filo a la segunda usada.
Pero eso sí, no teníamos una moda verde por entonces, Niña.
Jugábamos en las calles a mil cosas divertidas, en parvadas de chiquillos que íbamos y veníamos corriendo y haciendo algo ahora casi desaparecido, conviviendo e interactuando unos con otros, unas con otras, unas con otros, unos con otras; no como ahora que se juega encerrado en casa, por internet, consumiendo electricidad y comida chatarra envuelta en envases desechables de plástico; obvio usted, Niña cajera, tiene razón, no había moda verde en esos tiempos.
Recargábamos las plumas para escribir con repuestos con tinta, en lugar de comprar una nueva y botar a la vieja a la basura (a la pluma vieja, aclaro); y cambiábamos las navajas Guillette de afeitar en vez de tirar al bote de la basura toda la maquina razuradora sólo porque la hoja perdió su filo a la segunda usada.
Pero eso sí, no teníamos una moda verde por entonces, Niña.
En aquellos tiempos, la gente tomaba el autobús (gracias a Dios no existía el fatal Vivebus) y los chiquillos y las chiquillas iban y venían en sus bicicletas a la escuela o andando, caminando,
en lugar de usar a su mamá como taxista las 24 horas o el "uber".
Teníamos un enchufe en cada habitación, no una regleta de enchufes para alimentar una docena de artefactos y artilugios electrónicos; incluyendo secadoras y pinzas para el pelo de las señoritas como usted, Niña cajera.
Y no necesitábamos un aparatito electrónico recargable cada 3 horas, para recibir señales desde satélites situados a miles de kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la pizzería o restaurante más próximos a tu casa, a menos de un kilómetro de distancia.
Teníamos un enchufe en cada habitación, no una regleta de enchufes para alimentar una docena de artefactos y artilugios electrónicos; incluyendo secadoras y pinzas para el pelo de las señoritas como usted, Niña cajera.
Y no necesitábamos un aparatito electrónico recargable cada 3 horas, para recibir señales desde satélites situados a miles de kilómetros de distancia en el espacio para encontrar la pizzería o restaurante más próximos a tu casa, a menos de un kilómetro de distancia.
Así que me parece lógico que la actual
generación se queje continuamente de lo irresponsables que éramos los
ahora adultos por no tener esta maravillosa moda verde en nuestros
tiempos.
Y ya de salida, compré una bolsa reusable, ecológica, de tela, no de plástico; y ¿qué hizo mi amiga la Niña cajera millenial? Pos ponérmela en una bolsa de plástico...
Transcribo el discurso de la joven Greta en La Cumbre Sobre Cambio Climático COP24 en Agosto del 2018:
Y ya de salida, compré una bolsa reusable, ecológica, de tela, no de plástico; y ¿qué hizo mi amiga la Niña cajera millenial? Pos ponérmela en una bolsa de plástico...
Transcribo el discurso de la joven Greta en La Cumbre Sobre Cambio Climático COP24 en Agosto del 2018:
Mi nombre es Greta Thunberg. Tengo 15 años. Soy de Suecia.
Hablo en nombre de Climate Justice Now.
Mucha gente dice que Suecia es solo un país pequeño y no importa lo que hagamos.
Pero he aprendido que nunca eres demasiado pequeño para marcar la diferencia.
Y si algunos niños pueden generar titulares en todo el mundo simplemente por no ir a la escuela, entonces imaginen lo que todos podríamos hacer juntos si realmente quisiéramos. Pero para hacer eso, tenemos que hablar con claridad, no importa lo incómodo que pueda ser.
Ustedes solo hablan de crecimiento verde [crecimiento económico sostenible] porque tienen demasiado miedo de ser impopulares. Solo hablan de seguir adelante con las mismas malas ideas que nos metieron en este lío, incluso cuando lo único sensato que pueden hacer es poner el freno de emergencia.
No son lo suficientemente maduros como para contar las cosas como son. Incluso esa carga la dejan para sus hijos. Pero a mí no me importa ser popular. Me preocupo por la justicia climática y por el planeta.
Nuestra civilización está siendo sacrificada por la oportunidad de que un número muy pequeño de personas continúe haciendo enormes cantidades de dinero.
Nuestra biosfera se está sacrificando para que las personas ricas en países como el mío puedan vivir en el lujo. Son los sufrimientos de muchos los que pagan por los lujos de unos pocos.
El año 2078, celebraré mi 75 cumpleaños. Si tengo hijos tal vez pasen ese día conmigo. Tal vez me pregunten por ustedes. Tal vez te pregunten por qué no hicieron nada mientras aún había tiempo para actuar.
Ustedes dicen que aman a sus hijos por encima de todo, pero les están robando su futuro ante sus propios ojos.
Hasta que no comiencen a centrarse en lo que debe hacerse en lugar de lo que es políticamente posible, no habrá esperanza. No podemos resolver una crisis sin tratarla como una crisis.
Necesitamos mantener los combustibles fósiles en el suelo y debemos centrarnos en la equidad. Y si las soluciones dentro del sistema son tan imposibles de encontrar, tal vez deberíamos cambiar el sistema en sí mismo.
No hemos venido aquí para rogar a los líderes mundiales que se preocupen. Nos han ignorado en el pasado y nos volverán a ignorar.
Nos hemos quedado sin excusas y nos estamos quedando sin tiempo.
Hemos venido aquí para hacerles saber que el cambio está llegando, les guste o no. El verdadero poder pertenece a la gente.
Gracias
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