jueves, 24 de marzo de 2022

Arareco... el terror FRÍO toca con la mano izquierda...


Me encontré casualmente en la calle a Julián y, con él, a nuestro amigo común Esteban, su ayudante de toda la vida en los trabajos de ductos y aparatos de aire acondicionado que Julián a conservado a lo largo de todos éstos años, a lo largo de toda una vida, como su negocio familiar.
Estaban bajando una escalera y la herramienta de su troca, a unas cuadras de mi casa, para hacer una instalación de aire acondicionado en una tienda de abarrotes de barrio, de una concurrida esquina.
Luego de muchos años de no vernos, nos saludamos Julián y yo afectuosamente y... luego estaba Esteban, como siempre, con su aire ausente, aunque me saludó, no creo que me haya reconocido...
Esteban... el siempre ausente 'Teban...
Después de cruzar Julián y yo los consabidos saludos y los cortos comentarios de quienes una vez fueron amigos muy cercanos y que el paso del tiempo cruel los alejó uno del otro, tomando rumbos de vida muy distintos, nos quedamos viendo a ´Teban, que calladamente estaba cargando la caja de herramientas y acomodando la escalera al frente de la pared de la tienda.
"-Nunca se recuperó realmente, ¿verdad?" -le pregunté, sabiendo de antemano la respuesta.
"-No, nunca regresó de aquel viaje, nunca..." -respondió Julián; y, como cada vez que nos encontramos, la conexión lejana en el tiempo aquél y con el terror se hacen presentes, y la razón, tan ausente, tan lejana... si, tan ausente...
Han pasado ya treinta y muchos años, y nunca dejamos de preguntar lo mismo cada vez que nos hemos encontrado.
El misterio está ahí, 'tan presente' en esa mirada 'tan ausente y tan perdida' de 'Teban.
Nunca se nos ha ido por completo ese terror, ese horror, esa ausencia de razón, de lo inexplicable; nunca nos habremos de recuperar del suceso que puso a 'Teban en el estado "ausente permanente" en que ha vivido siempre después de ese día, es decir, después de esa noche.
Al cabo de un momento que lo tienes presente, 'Teban levanta el brazo izquierdo, se observa detenidamente su mano zurda y su mirada se le pierde... en el tiempo, en nunca sabremos adónde es que se va... 'el toque de su mano izquierda', y la mirada perdida, ausente, en un lejano lugar en el tiempo, en el espacio...
¿En Arareco quizá? (Arareco significa "herradura" en idioma tarahumara, el lago es en forma de una herradura) a la orilla de ese lago con forma de Luna Menguante, la Luna ésa que se forma antes de desaparecer del cielo, del firmamento como Luna Nueva, aquélla la Luna ausente, la Gran Luna Cornuda...


Cuando llegamos por tren ChePe a Creel, a ese pueblo mágico en la Sierra Tarahumara, a escasos cinco kilómetros del lago Arareco, la mañana de aquel lejano Mayo era fría y había en el cielo unos enormes y grises nubarrones que presagiaban lluvia serrana; olía a Bosque, a un amanecer húmedo, olía a humo de leña y olía al delicioso aroma a pino de la sierra que nos envolvía.
Y, pasando fugazmente como un evasivo fantasma plateado detrás de las grises y esponjosas nubes, una enorme Luna menguante, que se veía muy muy blanca colgando del azul celeste del día y, como me lo imaginaba, esa noche nos acompañaría con su brillo acerado, en nuestro campamento en la obscuridad del estrellado firmamento, si las amenazantes nubes nos lo permitieran...
Éramos cuatro amigos que acudíamos a ese lugar convencidos de que sería el viaje final juntos, pues nuestros caminos pronto seguirían derroteros distintos para cada uno.
Ya se iba presurosa nuestra gran aventura llamada juventud y estábamos llegando a los umbrales de la vida adulta, esa que nos hace ser más sedentarios, que cruelmente nos pega en el físico, haciéndonos o más gordos o más flacos y necesariamente nos hace ya enteramente responsables del cuidado de nuestras propias familias.
Fede (un verdadero y practicante Boy Scout de toda su vida) y yo estábamos a unos días de ingresar a nuevos trabajos en una compañía grande y, por eso, en varios años no tendríamos tiempo para volver a salir juntos. Julián y 'Teban estaban ya a punto de iniciar la dura temporada de su ocupado trabajo de fabricar aparatos de aire acondicionado para afrontar el crudo y desértico verano de la Chihuahua capital, y luego enseguida y sin descanso empezarían a fabricar calentones para soportar el frío extremo del cruel invierno chihuahuense.


Y sí fue nuestro último viaje a la Sierra Tarahumara juntos; el año anterior habíamos ido a La Cascada de Basaseachi y durante los años anteriores fuimos a otros lugares remotos: a Las Barrancas de Urique, a los sembradíos de manzanas de Cuiteco y Bahuichivo, al pueblo semi sumergido por las aguas de la nueva presa de Pahuirachi, a San Juanito y sus aserraderos, a La Cascada de Cusarare, en fin, fuimos hasta al D.F. y a Mazatlán y a La Paz y a Cabo San Lucas y a otros variados lugares.
Se acabó todo aquello, bienvenida la edad adulta.

Fede se había venido quejando en el tren de un dolor abdominal intenso, así que en Creel fuimos al Centro de Salud, la doctora que lo revisó le recomendó que no fuera al campamento, que mejor se regresara a Chihuahua capital para tratarse esa dolencia (que luego supimos que era 'Apendicitis', misma que se trató sin consecuencias ni secuelas); tomó un camión de regreso esa misma mañana fría y, los tres restantes, convencidos por Fede, nos dirigimos a Arareco a acampar.
Cargando con las mochilas y Julián además con su inseparable guitarra en su estuche impermeable; llegamos pronto al lago, al borde de la carretera.
Pero nosotros íbamos a un lugar al sureste, menos concurrido, con un pequeño pero denso bosque y un solo senderito de acceso. Fede y unos scouts de su grupo lo habían descubierto hacía tiempo y nos lo habían recomendado, no nos fue difícil llegar hasta allí...

             

Había una cantidad considerable de gente acampando en los lugares conocidos y algunos de esos jóvenes estaban bajando unas motos acuáticas de los remolques junto a las cabañas del borde de la carretera.
Nos dirigimos a nuestro lugar para alejarnos del molesto ruido.
Luego, ya oscureciendo, mientras Julián rasgaba su guitarra con ritmos casi silenciosos, 'Teban y yo preparamos una pequeña fogata circular rodeada de rocas del lago y pusimos a calentar alimentos y agua para hacer el famoso café real de campamento, una jarrita de peltre azul, requemada y abollada, recargada en rocas junto al fuego de la leña...


El espectáculo en el cielo era fabuloso. Justo encima de nosotros el firmamento estaba despejado y tapizado de un sin número de estrellas, de esas que en tal cantidad y brillo sólo se ven en lugares alejados de las luces de las ciudades. Al Oeste estaba muy nublado con el bajo horizonte totalmente negro e invisible, pero esporádicamente brillaba por encima de la negrura, como un lucero, la enorme estrella Arturo (Arcturus pues); y al Este, los cerros cubiertos de bosque y niebla se iluminaban esporádicamente con la luz de los relámpagos; de entre las esponjosas y negras nubes, aparecía y desaparecía la luminosa raja de
Luna Menguante, la Luna Ausente... mostrándonos su parte sur llena de cráteres de impacto, el borde del enorme cráter Tycho y junto al cuerno izquierdo de la Luna, los lisos, desiertos y áridos Mar de la Humedad (Mare Humorum) y el Mar de las Nubes (Mare Nubium), que ni contienen ni humedad, ni nubes, pero los antiguos así llamaron a esas secas y grises llanuras selenitas...

Entonces a lo lejos, sobre las lomas y cerros cubiertos de pinos, resplandecieron más fuerte unos relámpagos, muy lejanos y sin ruido, sólo el resplandor centellante de las luces fugaces entre las nubes y la montaña... muy raro, muy curioso pensamos; aunque en nuestra zona parecía que no iba a llover, si habría precipitaciones en los cerros cercanos a nuestro campamento, lo que nos haría pasar una noche más fría de lo que habíamos previsto; incluso los lejanos ruidos de los campamentos a la orilla poniente del lago, junto a la carretera, se habían amortiguado y silenciado por la espesa niebla y el susurro sordo de la leve brisa que cruzaba en rachas la quieta superficie del agua del lago...
De pronto sentimos, calando hasta los huesos, una fría brisa que nos llegaba por el sinuoso sendero que venía desde la orilla del lago hasta nuestro campamento, haciendo algunos pequeños remolinos de hierba suelta y niebla brumosa justo a la entrada del bosquecito, hasta donde llegaba el círculo de la luz de nuestra lámpara, y agitando nuestra pequeña hoguera sobre el piso de roca, lanzando al cielo humo azul y brillantes chispas de la fogata de leña seca.
Fue nuestra imaginación y no lo hablamos, pero sentimos algo, como una presencia allí justo donde empezaba el sendero al lago. La conocida sensación de que alguien te está observando desde la oscuridad... Sólo nos volteamos a ver... con otro soplo de viento y remolinos, la incómoda sensación se fue... se fue de momento, se fue...
Instintivamente nos preparamos para guarecernos en nuestros sacos de dormir y nos fuimos adormilando poco a poco, mientras allá muy arriba en el cielo, se iban sucediendo los episodios continuos de cielo claro, cielo negro nublado, cielo estrellado, relámpagos lejanos, todo ésto acompañado de la parpadeante Luna Menguante de tamaño enorme...
El tiempo parecía transcurrir en lapsos somnolientos, mientras rasgones de niebla que salían de ese oscuro sendero, pasaban lentamente por encima nuestro, como vapor saliendo de la negra boca del lobo en el invierno...
En un parpadeo mío vi a Julián rasgando quedamente su guitarra, cantando en voz baja, apoyado a un tronco seco. En otro parpadeo ya estaba casi acurrucado en su saco de dormir y la guitarra a un lado. 
Al siguiente parpadeo mío ví a 'Teban envuelto en una frazada, de espalda al sendero. Un parpadeo después lo ví de rodillas, de espaldas al fuego y mirando de frente a la oscuridad del caminito aquél...  un parpadeo mío más y lo vi de pie, con las piernas separadas y estaba balbuceando o murmurando algo que no  alcanzaba yo a oír, con la mirada fija al sendero... como si hablara con alguien que yo no veía, con alguien que no se veía...
Me levanté y me dirigí hacia donde estaba, al inicio del sendero siniestro y le pregunté que qué pasaba y solo murmuró que iba a ir al borde del lago por la botella de agua. Yo necesitaba orinar y le dije que lo acompañaba, y para traernos algunas ramas gruesas y secas para alimentar a la fogata por el resto de la noche.
Una voz detrás de nosotros dijo, quedito: "-Yo también voy con ustedes..." Era Julián, levantado, con sus dedos se rascaba la nuca y, con un movimiento brusco de su cabeza, tronó sonoramente su cuello. Caminó hacia nosotros y los tres, en fila india, entramos a la oscuridad del sendero hacia el lago.
Estaba oscurito ese caminito; se desviaba ligeramente a la derecha, había un par de rocas grandes que impedían aún de día ver mas adelante, luego había un pequeño claro que llevaba de nuevo el camino a la izquierda, como a la mitad del camino había un tronco seco y semi podrido que es de donde conseguimos la primera leña para la fogata, después un tramito que se desviaba levemente a la izquierda y salías directo del bosque a la orilla del quieto, frío y oscuro lago.
Adelante iba 'Teban, luego yo y después Julián. Al llegar al lugar donde estaba el tronco a medio caminito, 'Teban se detuvo por completo, súbitamente, primero yo casi lo topé y luego Julián a mí.
Quedito le pregunté a 'Teban que qué pasaba y me dijo, apuntando con su dedo índice hacia el frente:
"-Mira, miren allí..." -murmurando.
De cuclillas y apoyada en el tronco seco, estaba una muchacha vestida con ropa gris, era como una bata holgada del color como la Luna; con sus manos tapándole el rostro y el pelo negro y muy largo echado sobre su cara; estaba... sollozando quédamente; algo murmuraba pero nosotros no alcanzábamos a oírla, parecía que el ligero viento y la niebla se llevaba su lamento en dirección contraria a nosotros, rumbo a la orilla del lago que alcanzábamos apenas a ver brillar al final del caminito.
"-Debe de ser de algún campamento de junto a la carretera, ¿se perdería?..." -susurró 'Teban y se adelantó un poco para preguntarle:
"-Oye muchacha, ¿Qué te pasó?... ¿Necesitas ayuda?... ¿Alguien te hizo algo?..."
A ésto último la muchacha dejó de sollozar y como que asintió con la cabeza, muy lento, apenas perceptible, pero sin descubrirse la cara y sin decir ni una palabra...
En ese momento llegó de un lado del camino un viento frío que levantó las hojas secas en remolinos y eso, por oportuno, nos hizo voltear a los tres; la hierba seca se levantaba alto hacia los arboles de la izquierda del camino... algo como siluetas oscuras se movían entre la hierba junto a los pinos. Pensamos que eran personas que venían a buscar a la muchacha, pero de nuevo 'Teban nos dijo, apuntando con su mano hacia el tronco seco:
"-Miren, ya no está..."
Volteamos hacia donde nos señalaba 'Teban y vimos el tronco sólo, con la hierba y las hojas secas del suelo haciendo remolinos por el viento... la muchacha ya no estaba allí; como que se oscureció ese sector del camino al cubrir unas gruesas nubes a la Luna; un instante después iluminó de nuevo la Luna y el camino y el tronco estaban completamente sólos.
Nos estuvimos un rato inmóviles sin acertar a hacer o a decir algo; finalmente Julián nos empujó y nos dijo que camináramos a la orilla del lago, "-¡a lo que íbamos! -dijo.
'Teban sacó del agua la botella y dijo; "-¡Ts! ¡Qué fría está el agua!" 
Yo me acerqué a la orilla y metí las manos al líquido y sí, el agua estaba muy muy fría. Julián miraba hacia la superficie del lago y al otro lado se veían las palpitantes luces de los otros campamentos, no se veía gente alguna. Del cielo serrano nos llegaban intermitentemente ahora rayos plateados de la luz de la Luna y ahora tramos de oscuridad por el movimiento de las gruesas y grises nubes.
Consulté el reloj y marcaba las 3:30 hrs, les susurré la hora. Yo me acerqué a la orilla del lago y oriné, lo mismo hizo Julián; sólo 'Teban seguía mirando a todos lados, como buscando algo, o a alguien... nadie habló más de la chica en el sendero.
Un relámpago más fuerte iluminó una parte del cielo y nos sacó de ese sopor; Julián nos dijo que regresáramos a la hoguera por si empezaba a llover, cosa que afortunadamente no sucedió.
De nuevo en fila india emprendimos el camino de regreso, estaba oscuro por el cielo y la Luna nublados.
Al llegar al lugar del tronco seco, vimos a la muchacha parada en medio del caminito.
El viento soplaba y agitaba su ropa que le llegaba justo abajito de las rodillas y su largo pelo negro, pero no alcanzábamos a verle la cara. 'Teban se adelantó un poco y le iba a decir algo, pero aquella muchacha levantó ambos brazos y el viento y los remolinos se acrecentaron. Todo voló a nuestro alrededor, tierra, hierbas secas, espinas, hicieron que nos cubriéramos los ojos por un momento, un largo momento yo diría, un rato... ¿un rato largo?...
Se oía algo como un lamento pero no cerca, más bien en un lejano punto dentro del bosque.
Cuando amainó un poco el viento y los remolinos, avanzamos por el caminito; de nuevo aquella muchacha no se veía. Estaba oscuro por el cielo nublado. 'Teban se detuvo de repente y vimos a la muchacha del lado izquierdo del camino, nos tendía su muy pálido brazo izquierdo, el negro pelo revuelto impedía verle la cara. Mirándola de más cerca estaba muy delgada, la luz de la Luna le daba un brillo pálido a su piel y yo creí verle muchas venitas azules a lo largo de su brazo desnudo; estaba como envuelta en niebla.
"-¡'Teban no la toques!" -le gritamos en coro Julián y yo. Pero ´Teban alargó su brazo izquierdo y su mano izquierda tocó la mano izquierda de la muchacha y se quedó así por un momento, un largo momento yo diría, un rato... ¿un rato largo?...
El estruendo de un relámpago ahora más cercano nos sacó de aquél sopor en el que estábamos los tres. Volteamos la vista hacia el lago, ahora había neblina sobre su superficie. Jalé de la chamarra a ´Teban y lo empujé hacia el centro del camino y avanzamos los tres con la cabeza inclinada en medio del frío viento y los remolinos de tierra y hierba.
Llegamos al campamento jadeando; nos tiramos cerca de la fogata, Julián dejó caer al fuego los troncos que cargaba y una lluvia de chispas rojas y humo gris voló a nuestro alrededor.
Le di un enorme trago a la botella de agua, estaba muy fría, muy fría como la del lago; Julián hizo lo mismo y luego se la pasó a 'Teban, pero él ni volteó, se estaba mirando la mano izquierda en silencio, con su cabeza de lado, con aire ausente.
Me acerqué a él y como siempre le pregunté quedito que qué pasaba. No me contestó, sólo se miraba la mano zurda y volvía la vista hacia el oscuro sendero, con su mirada ausente, luego miraba al cielo a ver la Luna Menguante medio oculta por las espesas nubes negras; luego tomó su frazada y se envolvió en ella, dejando fuera su brazo izquierdo y se sentó frente a la fogata.
No estoy seguro, pero me pareció verle una venitas azules en la mano y en antebrazo descubierto; quizá fue mi imaginación, porque ya a la luz del día siguiente le miré y estaba toda su piel normal.
Mientras tanto, tumbados frente al fuego, vimos como el viento casi se había ido, solo una ligera brisa se llevaba las nubes oscuras hacia el Oeste, pasando frente a la Luna en forma de cuerno, en lentos y pausados intervalos de oscuridad, plateada penumbra, luego de nuevo oscuridad y hacía frío...


Julián y yo volteamos instintivamente hacia las lomas con pinos del lado Este y distinguimos una muy ligera línea de claridad en el horizonte.
Con la reseca boca y los irritados ojos muy abiertos, ambos miramos los relojes... no era posible que fuera ya a amanecer tan pronto... a como se miraba el contorno de los cerros, en poco más de una hora saldría el Sol... Me acordé de la hora que les dije cuando estábamos al borde del lago y algo andaba mal... a lo mejor nos quedamos adormilados más de una hora o no lo sé. No hablamos de ello en ese momento. Solo vigilamos a 'Teban, quien dormía inquieto envuelto en su frazada.
Hacía mucho frío y estábamos muy cansados, Julián y yo pusimos más troncos al fuego, tomamos nuestras frazadas y nos acostamos en el piso de piedra, uno de cada lado de 'Teban, quien ya roncaba sonoramente.
Nos despertamos ya muy entrado el día. El cielo estaba ahora muy nublado y justo ahora iniciaba una ligera llovizna. Casi en silencio calentamos alimentos y café en las brazas de la fogata. La llovizna no tenía trazas de desaparecer, al contrario, al Este se veían las nubes más bajas y sabíamos que la lluvia llegaría para la tarde de ese día. Resolvimos empacar todo y emprender la retirada, en silencio, sin cruzar muchas palabras, cosa muy rara en nosotros.
'Teban se veía bien, pero como todos, algo taciturno, cabizbajo, muy serio; me acerqué y le pregunté, quedito: "-Qué 'Teban, ¿todo bien?..." "-Todo bien, mira..." -me contestó. Y me enseño su brazo izquierdo. Todo se miraba normal, salvo su mirada algo nebulosa, algo ausente...
¿Porqué no queríamos hablar esa mañana sobre lo que había pasado en la noche? ¿Sobre lo que habíamos pasado los tres en la noche?... No lo sé. Ni en el camino de regreso platicamos, todo el viaje fue con el silencio de compañero
Luego ya en Chihuahua nos juntamos los cuatro y le platicamos al convaleciente Federico de lo que habíamos vivido la noche de Arareco. 'Teban poco participó en la charla, solo dijo que casi nada recordaba realmente de lo que pasó. Y de allí en adelante en su vida, se volvió más taciturno, perdió el interés por todo, se miraba ausente, retraído, indiferente, introspectivo.
Al final nunca se casó, vive con su padre, aunque vive más con Julián, trabaja con él, es su ayudante, y muy seguido, muy seguido se mira su mano izquierda, dice que siente un cosquilleo permanente y... frío, mucho frío...

El 13 de Abril de 1987, varios años después de nuestro encuentro en Arareco con Éso, hubo un brutal ataque a cuatro jóvenes estudiantes, perpetrado por unos drogadictos o teporochos que a hachazos, acabaron con la vida de tres de los excursionistas.
El cabecilla del grupo de asesinos se suicidó en el penal de cd. Juárez en 2011. Llevaba 22 años encarcelado, de una condena de 40 años de prisión por asesinato agravado...

...Y ya la ida al Lago ya no sería la misma.

En 1996 pasamos por allí en una excursión con niños del kinder de mi hijo Arturo, rumbo a un aserradero en San Juanito... Me bajé a tocar el agua del lago con mi mano, a pesar del intenso sol de esa mañana, el agua estaba fría, FRÍA... muy fría...



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