martes, 22 de marzo de 2011

cuando la Luna se pone grandotota...

...como una pelotota y alumbra el callejón...
...aprovecho el regalo que nos dió la naturaleza el pasado fin de semana, ahora cuando la Esplendorosa Luna estuvo lo más cerca de nosotros en los últimos 18 años, a sólo 356,575 kilómetros de la Tierra según dicen los entendidos, en el punto que se llama Perigeo, el Apogeo es cuando la Luna está lo más lejos de la Tierra, mientras que esos puntos, pero tomando como objetos los planetas con respecto del sol, se llaman (según recuerdo de mis clases): Perihelio para el más próximo al Sol y Afelio para el más lejano (¡ah! ¿verdad?, dijo Polo Polo: -No, si no nada más es #"@&$!!!, también hay que saber otras cosas). De todos modos yo recuerdo haberla visto más grande en el cielo de Chihuahua, pero si mucha gente dice que se veía 14% más grande que cualquier día de los pasados 18 años, pues algo debe haber de verdad; digo, ¿quien soy yo para contradecir a tanto científico nerd seguidor a ultranza de la serie televisiva The Big Bang Theory?. Y no faltó quien dijera que la Luna pudo haber sido la culpable del movimiento telúrico ocurrido en Japón, y se han dicho más cosas de la pobre Luna que sola no se puede defender; como que tiene edificios en su superficie que fueron visitados por los tripulantes del Apolo 11 ese junio de 1969 según la historia del Mirlo Rojo del español J.J. Benitez por un lado y por el otro lado (del asunto, no de la luna) se dice que los Apolos nunca llegaron a posarse en el satélite, que las fotografías publicadas por la NASA son un fraude y hay muchas por la interné con sus explicaciones y toda la cosa; pero bueno, prefiero ver la Luna desde el lado del espectáculo gratuito que nos presentó y también leer a aquellos poetas que le han escrito cosas. Jaime Sabines es uno de los poetas mexicanos más reconocidos, nació el 26 de marzo de 1926 en Chiapas y murió el 19 de marzo de 1999 en el D.F. y fue uno de los pocos que llenaba el Teatro de Bellas Artes con gente que extasiada lo escuchaba leer su obra por dos horas o más hasta que el poeta se cansaba, nunca el público. Por el tube hay video de algun poema leído en ese expléndido lugar, es cuestión que lo busquen y escuchen; yo les pongo aquí el poema "La Luna", que es una maravilla:

La Luna

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía.
Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.
Recordando una de las muchas veces que (afortunadamente) debemos acudimos a los libros para hacer la tarea escolar, Sebastián mi niño pequeño me dice:
-Apá, el profe nos encargó un poema para llevar y para leerlo en clase, pero que no séa ni de amor -guácala- (ya te quiero ver en cuatro o cinco años, niñito, pienso para mis adentros) o de los que no se les entiende nada, y que no le hace que no séa en verso... ¿sabes de uno?- Busco el libro "Recogiendo Poemas" prologado por el recién finado Carlitos Monsiváis: "¡Sabines al Poder! (en torno a un recital de 1996) libro que, por cierto, me saqué en una promoción de El Diario de Chihuahua en su página de interné, libro patrocinado por Telmex.
-Copia este que se llama "El Gato Loco" para que te acuerdes de nuestro gato "miau" que un día se fue y ya no volvió, y al final te vas a llevar una sorpresa-. Luego de convencerlo de escribirlo a mano en el chicharrón de papel que él llama cuaderno (por medio de otro zape como la otra vez del "Niño Prehistórico") así quedó:
El Gato Loco
Lo he calumniado. Le he llamado el gato loco; he dicho que necesitaba un siquiatra.
Me he burlado de él torpemente.
En cuanto empieza a oscurecer, mientras la gata se acomoda en los sillones de la sala, el gato bizco comienza su ronda nocturna: da doce o quince vueltas alrededor, dentro de mi cuarto, pegado a las paredes, debajo de la cama, detrás del buró, con un itinerario fijo e insistente; luego sale al patio y se pasa toda la noche, pero toda la noche, dando vueltas y vueltas, maullando quedamente. El paso es veloz, su actitud alerta, inquisitiva.
A las siete de la mañana, más o menos, se viene a dormir. Y así todos los días.
Me preguntaba si se sentía prisionero, angustiado o qué. Hoy me he dado cuenta que es sólo un oficio: el patrulla la casa contra fantasmas, malas vibraciones y extraterrestres.
De aquí en adelante le llamaré le llamaré el patrullero de la noche, el vigilante del amanecer.
-Guau!!!- grita emocionado- Así era "miau" que andaba por el patio toda la noche vuelta y vuelta y se la pasaba dormido todo el día, ¿apoco nos estaba cuidando de los fantasmas y de los extraterrestres? hay que buscarlo para traerlo de vuelta a la casa... Oye ¿quién era este señor Jaime Sabines?... (ya caíste chiquito, pienso con una maliciosa sonrisilla).
-Toma, dale una leidilla al libro haber que más encuentras de interesante y recuerda que en el librero está el libro "Cuentos de Gatos" de Malachi McCormick (si, si, como la mayonesa) "historias de todo el mundo sobre estos interesantes felinos" de editorial Diana para que lo léas, que también está muy bueno además de que trae algunas imágenes. Así logro despegar al niño del televisor por un buen rato y que meta las narices entre las placenteras páginas de un libro. Por cierto en ese libro vienen varios proverbios al inicio de los relatos, me acuerdo (y copio del libro) un par: "un gato puede mirar a los ojos a un rey" proverbio medieval italiano, "el gato que no pudo alcanzar el chorizo, dijo: ¡estoy ayunando: hoy es viernes santo!" proverbio inglés y otro italiano "bien sabe el ratón cuando el gato no está en casa". Ésto fue un interludio cultural que ahora quiero volver a la obra de don Jaime Sabines, que leerlo es mucho mejor que escribir sobre él. Un par de poemas:
¿Qué Busco?
 esa es una buena pregunta.
He tratado muchas veces
de buscar a Dios
y a la justicia.
Soy un pobre diablo
que anda
entre el cielo y el infierno.
Soy una gente
que lo quiere todo
y que no ha alcanzado nada.
Durante meses o años,
busco
la justicia, el pan, la comida,
la sal, la mujer,
y hay momentos,
breves momentos,
en que he querido buscar a Dios...
Nunca lo he encontrado,
el día que lo encuentre
me quedo callado.
...y este otro donde se reconcilia, o eso da a entender en medio de su humor tan fino y tan digerible:
Me Encanta Dios
Me encanta Dios. Es un viejo magnífico que no se toma en serio. A él le gusta jugar y juega, y a veces se le pasa la mano y nos rompe una pierna o nos aplasta definitivamente. Pero esto sucede porque es un poco cegatón y bastante torpe de manos.
Nos ha enviado a algunos tipos excepcionales como Buda, o Cristo, o Mahoma, o mi tía Chofi, para que nos digan que nos portemos bien. Pero esto a él no le preocupa mucho: nos conoce. Sabe que el pez grande se traga al chico, que la lagartija grande se traga a la pequeña, que el hombre se traga al hombre. Y por eso inventó la muerte: para que la vida -no tú ni yo- la vida, sea para siempre.
Ahora los científicos salen con su teoría del Big Bang... Pero ¿qué importa si el universo se expande interminablemente o se contrae? Esto es un asunto sólo para agencias de viajes.
A mí me encanta Dios. Ha puesto orden en las galaxias y distribuye bien el tránsito en el camino de las hormigas. Y es tan juguetón y travieso que el otro día descubrí que ha hecho -frente al ataque de los antibióticos- ¡bacterias mutantes!
Viejo sabio o niño explorador, cuando deja de jugar con sus soldaditos de plomo y de carne y hhueso, hace campos de flores o pinta el cielo de manera increíble.
Mueve una mano y hace el mar, mueve otra y hace el bosque. Y cuando pasa por encima de nosotros, quedan las nubes, pedazos de su aliento.
Dicen que a veces se enfurece y hace terremotos, y manda tormentas, caudales de fuego, vientos desatados, aguas alevosas, castigos y desastres. Pero esto es mentira. Es la tierra que cambia -y se agita y crece- cuando Dios se aleja.
Dios siempre está de buen humor. Por eso es el preferido de mis padres, el escogido de mis hijos, el más cercano de mis hermanos, la mujer más amada, el perrito y la pulga, la piedra más antigua, el pétalo más tierno, el aroma más dulce, la noche insondable, el borboteo de luz, el manantial que soy.
A mi me gusta, a mi me encanta Dios. Que Dios bendiga a Dios.

De repente este poema me recuerda al relato de Stephen King "Una Tarde en lo de Dios" que no voy a poner aquí porque a mucha gente le parece irreverente el tal señor King y lo que escribe pero, viendola bien, si lo pongo, es mi blog, así que aquellos lectores que consideren irreverentes o irrelevantes los relatos de Stephen King, sáltense el siguiente relato escrito en letra verde hasta donde dice: Fin de este post...
Por cierto: este relato lo escribió en forma de obra de teatro para motivos benéficos y fue puesta en escena el 23 de abril de 1990 y el manuscrito original fue subastado luego de la función, para agregar el dinero a la donación:

UNA TARDE EN LO DE DIOS
  por Stephen King
  Una obra de un minuto, 1990
ESCENARIO EN PENUMBRAS. Acto seguido un reflector ilumina un globo de papel maché que gira sobre sí mismo en el medio de la oscuridad. Poco a poco, las luces del escenario SE ENCIENDEN y podemos ver una desnuda representación de una sala de estar: una silla común y corriente junto a una mesa (hay una botella de cerveza abierta sobre esa mesa) y un televisor al otro lado del cuarto. Hay un refrigerador de picnic lleno de cervezas bajo la mesa, además de cierta cantidad de botellas vacías. DIOS la está pasando en grande. Se advierte una puerta a la izquierda del escenario. 
 
DIOS —un tipo corpulento de barba blanca— está sentado en la silla, leyendo un libro (Cuando las cosas malas le suceden a las personas buenas) y mirando la pantalla alternadamente. Cada vez que quiere mirar la tele tiene que estirar el cuello porque el globo flotante (que imagino que en realidad cuelga de un hilo) se encuentra justo en la línea de su visión. Por la tele están pasando una comedia. De vez en cuando DIOS se ríe entre dientes junto a las risas grabadas. 
 
Suena un golpe en la puerta. 
 
DIOS (con la voz bien amplificada):

¡Adelante! ¡Pase, pase que está abierto! 
 
La puerta se abre. SAN PEDRO entra en escena, vestido con una moderna túnica blanca. Además está llevando un maletín. 
 
DIOS: 
 
¡Pedro! ¡Creí que estabas de vacaciones! 
 
SAN PEDRO: 
 
Salgo en una hora y media, pero pensé en traerle los papeles para que los firme. 
 
¿Y usted cómo se encuentra, DIOS? 
 
DIOS:
 
Mejor. Ahora sé lo que es comer esos chiles picantes. Me hacen salir fuego por ambos extremos. ¿Trajiste las cartas de las transmisiones del infierno? 
 
SAN PEDRO: 
 
Sí, por fin. Gracias a DIOS. Si es que me disculpa el juego de palabras. 
 
Saca algunos papeles de su cartera. DIOS los examina y luego tiende una mano con impaciencia. SAN PEDRO se había quedado observando el globo flotante. Luego vuelve la mirada, descubre que DIOS lo está esperando, y le coloca una lapicera sobre la mano extendida. DIOS garrapatea su firma. Mientras lo hace, SAN PEDRO vuelve a mirar fijamente al globo. 
 
SAN PEDRO: 
 
¿De modo que la Tierra sigue allí, eh? Después de todos estos años. 
 
 
DIOS le devuelve los papeles y la contempla. Luce bastante irritado. 
 
DIOS: 
 
Sí, la mujer de la limpieza es la perra más olvidadiza del universo. 
 
Una EXPLOSIÓN DE RISAS suena en la televisión. DIOS estira el cuello para poder ver, pero es demasiado tarde. 
 
DIOS: 
 
¡Maldición! ¿Ese era Alan Alda? 
 
SAN PEDRO: 
 
Puede que haya sido, señor; en realidad no logré verlo. 
 
DIOS:
 
Yo tampoco. 
 
Se inclina hacia adelante y aplasta al globo flotante, reduciéndolo a polvo. 
 
DIOS (inmensamente satisfecho): 
 
Bien. Hace bastante tiempo que andaba con ganas de hacerlo. Ahora puedo ver la televisión tranquilo. 
 
SAN PEDRO observa con tristeza los restos aplastados de la Tierra. 
 
SAN PEDRO: 
 
Umm... me temo que ése era el mundo de Alan Alda, DIOS. 
 
DIOS:
 
¿En serio? (risitas en la televisión) ¡Robin Williams! ¡Yo AMO a Robin Williams! 
 
SAN PEDRO:
 
Me parece que Alda y Williams se encontraban allí cuando... bueno... cuando usted pronunció el Juicio Final, señor. 
 
DIOS: 
 
Oh, no hay problema: tengo todos los vídeos. ¿Quieres una cerveza? 
 
Cuando SAN PEDRO acepta una, las luces del escenario comienzan a bajar de intensidad. Un reflector se concentra sobre los restos del globo. 
 
SAN PEDRO: 
 
Realmente me caía bien, DIOS; la Tierra, quiero decir. 
 
DIOS:
 
No estaba tan mal, pero hay más de esas por ahí. Y ahora... ¡Brindemos por tus vacaciones! 
 
Ambos no son más que dos sombras en la penumbra, aunque DIOS es el más fácil de distinguir porque tiene un débil halo de luz alrededor de su cabeza. Hacen entrechocar sus botellas. En la tele suenan varias carcajadas. 
 
DIOS: 
 
¡Mira! ¡Es Richard Pryor! ¡Ese tipo me mata! Aunque imagino que también estaba... 
 
SAN PEDRO: 
 
Ummm... así es, señor. 
 
DIOS: 
 
Mierda. (Una pausa). Tal vez fuera mejor que dejara de beber. (Otra pausa). Aunque de todas formas... iba a terminar de esa manera. 
 
La escena se funde en negro, salvo por el reflector que ilumina las ruinas del globo flotante. 
 
SAN PEDRO: 
 
Sí señor. 
 
DIOS (murmurando):
 
¿Mi hijo volvió, no? 
 
SAN PEDRO: 

Así es señor, hace ya algún tiempo. 
 
DIOS: 
Bueno. Entonces está todo al pelo. 
 
EL REFLECTOR SE APAGA. 
 
(Nota del Autor: La VOZ DE DIOS debe sonar tan alta como sea posible.)

Los que se saltaron el relato del señor King, pueden seguir leyendo un par de lineas de esto que, hubiera querido que fuera solo para don Jaime Sabines pero al paso salen otras cosas que me parecen interesantes (interesantes a mí, irrelevantes o irreverentes a otros) y pues las voy agregando. Mi recomendación es que léan a Jaime Sabines, que se compren un libro de su obra, o que se lo saquen en algún concurso o lo bajen de interné pero que se tomen un tiempecillo para dejar un ratito el televisor y metan las narices entre las páginas de un libro. Fin del post...

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