Julio Verne, me acuerdo, era lectura obligatoria en mis tiempos de
educación secundaria (y no, no, otra vez no, Julio Verne y yo no fuimos
contemporáneos, ‘ingao…).
Hoy en día la lectura de libros en la escuela es “optativa” y los maestros solo la utilizan para que los alumnos
obtengan una mejora en su calificación y no, como era antes, formando la
lectura de libros una parte importante del proceso educativo; otro retroceso
más del pésimo sistema educativo actual, que está egresando profesionistas que
mal leen y que no pueden redactar algo coherente y además con pésima
ortografía, materia educativa que ya tampoco se enseña.
Pero en fin, mientras la educación y los maestros comodinos estén bajo
el yugo de Elba Esther y sus títeres y en el completo olvido de nuestros
espurios gobernantes (salvo cuando se reparten entre ellos el presupuesto), no
habrá mejora alguna; además la educación en escuelas particulares queda
completamente fuera de mi escuálido presupuesto y, en este giro de la reflexión
mejor ya le paro porque me’stoy enojando y eso tan feo no era el propósito de
este post: calma, calma, respira profundo, focus, focus, ammmh, ammmh, ya, ya…
Estaba hablando de Julio Verne que, en secundaria, le leí varios de sus
libros y con eso me adentró en terrenos hasta entonces inexplorados de la
literatura fantástica; luego, picado por la curiosidad de ese género literario
nuevo para mí y para mis amigos y compañeros de la escuela, nos lanzamos a
buscar más material, hicimos cosas como el ir a “Toto” a buscar las revistas americanas de ediciones que no había en
Chihuahua, como las: Famous Monsters, Creepy, Asimov’s Sciense Fiction, Mad,
Tales from the Crypt, Eerie; ninguna en español y leyendo con la revista en la
diestra y el diccionario Inglés-Español en la siniestra; o el ir a la calle 25
y Libertad a conseguir Comics y revistas importadas y usadas (¡todavía existen
allí dos tiendas!); el ir a buscar en las dos o tres librerías de usados los
libros medio desempastados de ciencia ficción y fantasía, y así descubrir otros
autores que solo pude conocer por esa iniciativa de leer a Julio Verne y su
obra dentro de la materia escolar “Español”.
Luego empezamos a hacer círculos de lectura entre los estudiantes y los
amigos simpatizantes de los géneros de ciencia ficción, terror y grandes
aventuras y logramos crear un auge en la ciudad de libros que en esos tiempos
no estaban tan disponibles.
Recuerdo cuando fuimos en bola saliendo de la “secun 5” a Futurama
Universidad y pedimos hablar con el gerente para que trajera a Chihuahua los
libros de Bruguera y el señor Mares (no recuerdo el nombre, lo siento, y lo
siento mucho) y el señor Mares, ¡los
trajo! y pudimos comprar (a precios accesibles por cierto, no como hoy en
Sanborns y Liverpool) en los supermercados de Futurama (hoy AlSuper) de aquellos tiempos los títulos Bruguera de bolsillo
de: Conan
de Robert E. Howard, Lin Carter y L. Sprague
de Camp con las portadas pintadas por Frank Frazetta; los títulos de
tapa dura de Julio Verne que estaban catalogados como literatura juvenil,
muchos títulos de Tarzan de Edgar R. Burroughs de los que traían algunos dibujos
como comics intercalados en el texto; montones de libros de “Bruguera Ciencia Ficción Selección (y un
número)” que eran cuentos de diferentes autores como Isaac Asimov, Arthur
C. Clarke, Ray Bradbury, Ursula K. Le Guin, Theodore Sturgeon, Frederick Pohl,
Paul Anderson, Philip K. Dick y otros más.
De Julio Verne recuerdo haber leído en secundaria muchos de los títulos
que encontrábamos disponibles: Cinco Semanas en Globo (1863), Viaje al
Centro de la Tierra (1864), De la Tierra a la Luna y Alrededor de la luna
(1865), Los Hijos del Capitán Grant (1867), Veinte Mil Leguas de Viaje
Submarino (1869), La Isla Misteriosa (1874), La Vuelta al Mundo en 80 Días
(1873), Miguel Strogoff (1876), La Esfinge de los Hielos (1897) y otros
más.
Después vino la tormenta de películas basadas en éstos libros, pero
muchas de ellas de pésima calidad, de las llamadas películas clase “B” o de bajo
presupuesto que inundaron los cines e hicieron que mucha gente esperara mejor
la película que leer el libro donde se basa el film.
De las pocas que se salvan, está la excelente adaptación de “La
Vuelta al Mundo en 80 Días”, estrenada en 1956 con los estelares de
David Niven como Willie Fogg y el mexicano Mario Moreno “Cantinflas” como el “criado
o mayordomo” “Picaporte”; la peli ganó 5 de 8 Oscares.
Si
llegaste hasta acá, te agradezco y te felicito; y con mucho pesar te comunico
que este febrero 09 del 2011 muere Don Jacobo Moret, una de las mentes más
preclaras y lúcidas del México contemporáneo; últimamente lo podíamos oír los
sábados en el programa de Imagen Radio de Don Pedro Ferriz, quien sin duda
iguala a Don Jacobo Moret con su memoria privilegiada y una inteligencia fuera
de serie. Descanse en paz Don Jacobo Moret.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario