domingo, 25 de diciembre de 2011

El Brillo de Navidad



¿Un cuento de Navidad a estas alturas del partido? Vamos, ¿Y cuál es el problema?
La literatura, el escribir y el leer no deben tener temporadas o periodos de tiempo, eso es mundialmente conocido por los ávidos lectores (y por los no tanto); en éso debemos ser completamente intemporales y debemos, también, tratar de hacerlo en cualquier momento que tengamos libre, el tiempo es solo una común unidad de medida y no un perverso tirano, (guau!: voy a escribir esa última "frase dominguera" para usarla de nuevo en un futuro escrito que lo amerite, y si no lo amerita, la meto con calzador que, seamos sinceros, me salió buena la tal frase ). 
Últimamente he estado algo ocupado y, para acabarla, con mi laptop desconchifladita, por eso la laaarga ausencia. Ésta semana estoy de vacaciones y voy a tratar de ponerme al corriente con muchas cosas, el blog es una de ellas. Así que, si ustedes lo desean, léan este cuento de Navidad (atrazado si me lo reclaman) que lo escribí hace ya muchos años; ojalá les guste y ojalá, en estas fechas y siempre, los acompañe a todos ustedes El Brillo de la Navidad...

Recuerdo como conocí a doña Luisa. En una vieja canasta de tejido, ella vendía bolsitas de semillas de calabaza en la entrada del edificio del Cine que queda cerca de mi trabajo. 
Era ella una ancianita muy morena, delgada en extremo y de figura menudita que se protegía del frío viento entre las columnas metálicas de la fachada de la alta edificación, aunque a menudo se sentaba en el duro y frío suelo de cemento.
Las heladas rachas del aire invernal agitaban sus ropas de indígena del sur. Ése su atuendo gris por tanto tiempo de uso, y que se adivinaba que alguna vez fuera de tejido multicolor, parecía tener con ella toda una eternidad, sin embargo, le quedaba perfecto. 
Quizá era la costumbre de verla muy seguido en la calle donde yo vivo, pero no podía imaginar su frágil cuerpo dentro de otro vestido: con su moreno rostro surcado por profundas arrugas y esas largas trenzas de pelo cano con las puntas atadas detrás con un nudo del listón que alguna vez fue rojo; bajo el gastado rebozo, parecía ella y su traje de indígena sureña como una sola imagen, algo tan costumbrista que quizá forma parte de alguna memoria ancestral colectiva que se relaciona inmediatamente con los trazos de un mural de algún edificio gubernamental, o con un dibujo en un libro de texto de primaria, o con las indígenas que vi en alguna antigua película mexicana en blanco y negro.
Pero allí estaba doña Luisa, contando con dificultad las monedas; con un inseguro dedo señalaba una a una las bolsitas que quedan en la gastada canasta. Un leve temblor de su ojo, rodeado por innumerables arrugas, reflejaba su preocupación. De nuevo tenía problemas con las monedas que no correspondían con las bolsitas que aún quedaban en su vieja canasta.
Un pequeño remolino de helado viento la sacó de sus profundos pensamientos, ella instintivamente se acurrucó en su gris rebozo mientras allá, arriba muy alto, el cielo se llenaba de oscuras nubes que presagiaban fría lluvia, o tal vez nieve. Pero ella parecía ser transparente a ese helado viento que provocaba que la gente que pasaba alrededor cerrara aún más sus gruesos abrigos y apurara sus pasos.
Aunque nada en su semblante sin emociones lo delatara, ella extrañaba en ese momento más que nunca a su cálida y lejana Oaxaca, donde nunca antes conociera el gélido aliento de ese frío norteño.
Un grupo de muchachos con el pelo endurecido por el fijador, y enfundados en modernas chamarras deportivas multicolores pasó frente a doña Luisa armando gran alboroto.
Uno de ellos, de hirsutos cabellos color zanahoria empujó a su compañero, que de un tremendo salto pasó volando por encima de doña Luisa. Ella apenas alcanzó a agacharse moviendo ligeramente la cabeza. La parvada de muchachos se alejó entre brincos, empellones y ruidosas carcajadas, festejando con groseras palabrotas la broma.
Doña Luisa con los ojos entrecerrados asomó en su rostro moreno una sonrisa apenas dibujada por la delgada línea que marcaba sus labios; ahora extrañaba también los tiempos aquellos, cuando sus pequeños hijos correteaban y se empujaban y reían festejando alguna travesura en aquella cálida y lejana Oaxaca; mientras, aquí, las rachas de frío viento parecían pasar a través de ella sin siquiera tocarla.
Yo la miraba desde el otro pilar de la fachada, sintiendo que de pronto me pesaba mi enorme chamarra; pareciera que el ligero y gastado rebozo cubría mejor del frío que cualquier otra prenda invernal, pero era solo la imagen como una ilusión óptica, interiormente yo sabía que ella sentía el frío pero no lo demostraba; de hecho era rara la vez que ella demostraba alguna emoción.
De reojo seguí viendo a doña Luisa, y en ese momento pensé en el abismo que dividía el mundo moderno del alrededor diáfano y el de ella, el mundo de los muchachos de alborotado y ruidoso ir y venir y el mundo intemporal de doña Luisa que ocupaban el mismo espacio, pero estaban separados por lo que parecía una eternidad en el tiempo. En ese momento no pude saber cual de los mundos era el mejor o, en su caso, el peor.

Ésa noche es Noche Buena y doña Luisa llegó ya tarde a la casa vecina de la mía; el pequeño departamento interior rentado de una vecindad donde la familia de su hijo Joaquín compartía el hogar con ella. Él y su esposa, mujer también indígena del sur preparaban las bolsitas de dulces y de semillas de calabaza y toda la familia participaba en la venta caminando por las calles, en los cruceros o en los portales de las entradas de los edificios donde hubiera movimiento de personas.
Sin Embargo, esa noche doña Luisa fue de nuevo regañada por su hijo Joaquín; que le dijo que las monedas otra vez no cubrían la cantidad de bolsitas que llevaba en la canasta cuando salió de casa.
Amá, tenga usté más cuidado, ansina se nos van las ganancias—. Como muchas otras veces le había dicho, Joaquín le hablaba con un leve enojo marcado en su moreno rostro de indígena del sur. Doña Luisa solamente bajaba la cabeza y no respondía; de hecho, era rara la vez que ella decía algo. Pero Joaquín sabía que ésa noche era Navidad y la abrazó muy, pero muy fuerte y las miradas de madre e hijo se cruzaron en un momento mágico.
En ese momento mágico doña Luisa volvió a ver el brillo en la mirada de niño de su hijo ahora adulto y más que ver, sintió ahí representada también la mirada de niño de sus otros hijos que ahora vivían en algún lugar en Estados Unidos o quien sabe dónde y que hacía mucho tiempo ella no tenía ni noticia de ellos.
Ande Amá, tenga usté su cena y vaya a su cuarto a descansar y abríguese bien que va a hacer mucho frío—. Le dijo Joaquín, mientras la acompañaba a cruzar el pequeño patio de dura tierra apisonada que dividía los cuartos en la vecindad.
Ella se encaminó hacia aquél pequeño cuarto que le servía de recámara, pero se detuvo a la mitad y miró al cielo que ya se había despejado completamente; allá arriba, muy arriba, las claras luces de las estrellas brillaban intensamente, lanzando alguna de ellas de vez en cuando un destello de color azul, amarillo o naranja como de piedra preciosa y, para doña Luisa, brillaban y titilaban como hacía mucho tiempo ella no lo notaba.
Tenían ese Brillo de la Navidad que es mitad recuerdos y mitad escenario; sin regalos ni cenas especiales, sin fiestas ni abrazos al calor de fuertes bebidas y alboroto; solo era suficiente la memoria de gratas remembranzas familiares y un cielo muy estrellado de intensas luces, sin luna, pero eso sí, con mucho frío.

Ande Amá, ande, vaya ya a dormir que hace mucho frío y, Amá…—. Le dijo Joaquín con los ojos muy muy brillantes; —. Tenga usted una muy Feliz Navidad—.
Doña Luisa le sonrió levemente y sus ojos reflejaron la muy muy brillante mirada de su hijo, él le regresó la sonrisa que, en ciertas circunstancias como ésta, dice más cosas que mil palabras; luego doña Luisa se encaminó a su cuarto con su plato y su taza, dejando tras de élla una delgadísima estela de vapor en el quieto y frío aire del invierno norteño.
Arriba en el cielo, muy arriba, las estrellas parecían multiplicarse y brillar aún más; maravilla que también notó Joaquín, que permaneció en la puerta hasta que su “Amá” entró al cuarto y cerró la puerta. Luego miró de nuevo al cielo estrellado y entró, cerrando bien la puerta para que no entrara tanto el frío.
Doña Luisa se sentó en el borde de su cama y en silencio comió y bebió su caliente bebida; la suave sonrisa de sus delgados labios ya no se borró, al menos por aquella noche, ya estaba disfrutando a su silenciosa manera esa Feliz Navidad y había sentido de nuevo el Brillo de la Navidad como hacía mucho no lo recordaba.

Después de algunas semanas ya no ví en esa casa vecina de la mía a la familia de Doña Luisa y de su hijo Joaquín; como muchas otras familias del sur del país, su vida se ha vuelto nómada, buscando oportunidades de comerciar sus mercancías en diferentes lugares y rara vez duran un tiempo considerable en alguna ciudad, y menos con un clima tan extremoso como el que hay aquí en el norte del país; pero ojalá así hayan sido sus Navidades ojalá, también, siempre la acompañe a ella y a todos nosotros, el Brillo de la Navidad.

domingo, 24 de julio de 2011

El Rock nunca muere... pero sí los músicos...


 Éste poster no faltaba en la pared del cuarto de un rockero que se apreciara de serlo; el Rey Lagarto fallecido a los 27 años como otros músicos y cantantes famosos miembros involuntarios (¿o no?) del Club del 27... El Rock no Muere, pero si mueren los músicos, y en diferentes circunstancias claro, son humanos aunque algunos no lo parezcan, pero la apariencia física de los músicos no es la nota en este post. Recuerdo cuando en 1980 anunciaron por la radio el asesinato de John Lennon: trabajaba yo en una farmacia que todavía sigue frente a la Peni; todavía no había internet y la radio era la fuente principal de las noticias durante el turno de trabajo (como actualmente) porque la tele la veíamos hasta en la noche y no tenía mucha variedad que digamos y además los noticieros eran como los actuales de Televisa y de TV Azteca, un asco. También por radio en el 1991 me enteré de la muerte de Freddy Mercury, el cantante de Queen que estaba enfermo de SIDA, y en el 2001 anunciaron la muerte del otro Beatle George Harrison; me enteré por la radio y no por el periódico, desgraciadamente los periódicos locales nunca han sido muy buenos que digamos. Vamos, traten de leer el Heraldo sin terminar con las manos manchadas de tinta y con olor a amoniaco, y sin dejar de hacer corajes porque las fotos están pésimamente reproducidas, con notas que van a otra página y vas allá y no encuentras nada; ves la misma noticia hasta tres veces en diferentes partes del dichoso periódico y harta, harta publicidad, eso si, también pésimamente impresa; el Diario anda por las mismas y los demás (si es que los hay) ni los conozco (de El Peso mejor ni hablamos). Así que en pleno siglo XXI por la radio me enteré de la muerte este fin de semana de la cantante inglesa Amy Winehouse, poseedora de una voz privilegiada y compositora de muchas de sus interpretaciones de Soul y de Jazz y de R&B, claro, antes de que las drogas acabaran con su vida. Fallece a la edad de 27 años y el internet revive el antiguo y fatídico mito del Club del 27, aunque yo lo tengo en unos ejemplares de la famosa revista rockera mexicana “Conecte” de hace… varios años: el Club del 27 es una leyenda urbana  acerca de los famosos músicos que han fallecido a la edad de 27 años, leyenda iniciada por la muerte del cantante y guitarrista de blues norteamericano Robert Johnson, de quien se decía que había hecho un pacto con el diablo para alcanzar la fama eterna y luego, a esa edad, el diablo vuelve y se lo lleva. Ésto acompañado del mito de que al encontrarse los cadáveres, todos estos sin excepción llevaban un encendedor blanco, objeto que hasta la fecha es símbolo de mala suerte para los músicos rockeros. Los músicos más famosos que fallecieron a los 27 años son:


Robert Johnson: causa de muerte desconocida en 1939, iniciador del mito.
Brian Jones: ex Rolling Stones, fallece ahogado en una piscina en 1969.
Jimi Hendrix: muerte por combinación de alcohol y drogas en 1970.
Janis Joplin: muerte por sobredosis de galletas de animalitos en 1970.
Jim Morrison: vocalista de The Doors fallece por una falla cardiaca, que es el diagnóstico oficial en 1971 aunque se sabe que era otro adicto consumidos de galletas de animalitos.
Ron McKernan: vocalista y fundador del legendario grupo Grateful Dead, fallece de hemorragia intestinal en 1973.
Peter Ham: líder del grupo Badfinger, se suicida en 1975.
Gary Thain: bajista del grupo Uriah Heep que muere en 1975 por exceso de drogas.
Helmut Kollen: alemán bajista del grupo progresivo Triumvirat fallece por envenenamiento con monóxido de carbono en circunstancias jamás aclaradas.
Kurt Cobain: creador del “rock grunge” con el grupo Nirvana o “rock populachero para tocarse en unppluged en MTV", quien se suicida en 1994 alentado por su famosa esposa.
¡Hasta Valentín Elizalde muere asesinado a los 27 años en el 2006!
Amy Winehouse: recién fallecida aunque se desconocen las causas.
Ahí tiene usted… Hay, además, otra lista de artistas fallecidos muy jovenes como:
Randy Rhoads el fantástico guitarrista del grupo de Ozzy Osbourne quien muere a los 26 años.
Bon Scott: vocalista de AC/DC fallece a los 34 años.
Tommy Bolin: miembro de Deep Purple durante la alineación Mk IV con su disco Come Taste the Band, quien se tiró a las drogas porque era abucheado en los conciertos del Deep por ser gringo.
John “Bonzo” Bonham: baterista de Led Zeppelin que desapareció el grupo con su muerte a los 32 años, recuerdo que su hijo Jason vino a Chihuahua tocando con “Foreigner”.
Cliff Burton de Metallica murió a los 24 años en un accidente automovilistico.
Eric Carr fue el baterista de Kiss maquillado como zorro, fallece de enfermedad cardiaca en 1991.
Steve Clark guitarra de Def Leppard fallece a los 30 años.
Dimebag Darrell del grupo Pantera, muere de 38 años asesinado en el escenario durante un concierto cuando un hombre subió y empezó a disparar hacia la multitud, el salvó a muchos al intentar desarmar al fulano, quien solo pudo ser detenido hasta que un policía lo mató.
Elvis Presley murió aún joven a los 42 años, aunque a causa del sobrepeso y de hacer el ridículo en los hoteles de Las Vegas.
George Harrison y Frank Zappa murieron a los 50's antes de entrar a la tercera edad.
El Profeta del Nopal, creador del rock urbano defeño, el escritor de varias rolas que toca Alex Lore como “Estación del Metro Balderas”, Rockdrigo Gonzalez fallece a los 35 años en el terremoto de 1985 en el DF.
Y de éstas estrellas me acuerdo y las pude encontrar en mis viejas revistas de rock; 
Recordando a Amy Winehouse recién fallecida a los 27 años, busquen canciones en el Tube o compren el disco Back to Black que está buenisimo de escuchar, una gran voz que no duró mucho pero que queda grabada para disfrutarse cuando uno quiera, nadamás no la vean como lucía últimamente porque daba miedo, una gran ventaja de tener los CDs más que los DVDs.
Hasta la próxima cita aquí…

domingo, 3 de julio de 2011

El Rock nunca muere...

Aunque muchos piensen lo contrario, o lo deseen en sus viciados sueños alimentados por televisa, el reaggeton y el pasito duranguense, el Rock no ha muerto y ni siquiera hay indicios de que eso vaya a suceder. Actualmente varios grupos siguen produciendo música y haciendo giras por el mundo:
Rush acaba de tocar en El Paso el 14 de junio y sacó el nuevo album Caravan BU2B en 2010.
Transatlantic sacó el album The Whirlwind en 2009 y en 2010 puso a la venta el DVD de la gira.
Dream Theater va a publicar en septiembre su album A Dramatic Turn of Events y va de gira.
Asia y Yes vinieron a Monterrey y al DF en mayo.
Deep Purple y Whitesnake tocan en el DF en septiembre.
Iron Maiden sacó en el 2010 el album The Final Frontier y fue de gira por el mundo.
Kansas sacó en el 2010 el album There’s No Place Like Home con orquesta sinfónica.
Hay nuevos tracks en el reproductor de música del blog de algunos de estos grupos.
Así que escuchemos rock que el Rock Es Eterno…

sábado, 4 de junio de 2011

comics, comics: compra venta nuevos y usados; verdadera “Pop Culture”

Yo creía ser de las últimas generaciones que crecimos con los comics. Todavía a mis niños los llevé de pequeños a las tiendas de comics y revistas usadas del sector de la Libertad y calle 25. Aún sobreviven dos de esos locales aunque ahora complementan la venta con publicaciones y videos para adultos y la ya multipresente piratería: CDs de músicas,  DVDs de películas y videojuegos.
Había también por el sector una distribuidora de comics que se llamaba Mundo Vid aunque ellos vendían comics nuevos muy caros, de DC y Marvel y muchos comics japoneses, llamados “manga”, que incluso se leen al revés, empezando de la última página, que en este caso del “manga” es la primera y así se siguen leyendo las páginas a la izquierda; éllos consumieron y siguen consumiendo los “mangas” como las series de Dragon Ball, Naruto, Death Note, Fairy Tail, Toriko, Saint Seiya, Fullmetal Alchemist, Shaman King y otros, además de los cómics clásicos. Ésos famosos “mangas” no son muy de mi agrado aunque si he leído casi todo lo que consigue mi hijo, más por carácter informativo que por otra cosa. Lo mío lo mío siempre han sido los comics clásicos de Marvel, DC, Black Horse, Novaro, Panini y, si es posible, originales de papel porque, aunque al principio dije que soy de las últimas generaciones que crecimos con los comics, hoy en día hay un bum mundial de comics por internet aprovechando las excelentes aplicaciones para ver comics en la PC como GonVisor, Cdisplay, Comical y otros; los archivos están disponibles en cualquier site de intercambio como Taringa!, Vagos.es, intercambiosvirtuales.org y otros. Ésta nueva posibilidad permite encontrar los títulos que antes eran imposibles de conseguir en mi ciudad y con los pocos recursos de la infancia-adolescencia.
En aquellos tiempos comprabamos por montones en las tiendas de usados, títulos como: Superman, Batman, X-Man, Tarzan, La Liga de la Justicia, Spiderman, Linterna Verde, Flash, Thor, Capitan America, Daredevil, Hulk, Iron Man y muchos más de superhéroes, luego a mediados de los 90’s hubo un “cuasi-bum” y en las tiendas de revistas podía conseguir las series y tiradas numeradas de Conan, Kull, Advengers y empezaron a salir los Monster Edition de Marvel con sagas de comics de los que antes salían uno cada quincena con títulos clásicos como: Secret War, X-Man, Civil War, Thor, House of M y alguna que otra edición especial como las novelas gráficas de Frank Miller como 300, Sin City o el especial Guarida del Horror con relatos de Edgar Alan Poe y H.P. Lovecraft.
A la fecha siguen publicandose comics con una aventura o en sagas y siguen saliendo los Monster Edition de Marvel pero cada vez son más dificil de encontrar porque no hay continuidad en las librerías y revisterías de la ciudad; de más está decir que es frustrante empezar a comprar una saga y de pronto ya no puedes encontrar algunos números y te quedas con las ganas de leer toda la aventura completa. Es cuando vamos al internet y conseguimos los archivos completos en formato .cbr o .cbz y asunto arreglado. Actualmente estoy viendo la serie completa de comics de Editorial Forum de Conan el Barbaro, original de Robert E. Howard con argumentos de Roy Thomas y dibujo o de Barry Smith o de John Buscema con la dirección editorial de Stan Lee, excelentes. En la lista de espera tengo la saga de Death Dealer y de Sorcerer de Frank Frazzeta y (como no) una serie de 4 volumenes del Tarzan de Hal Foster como se publicaban en los periódicos dominicales (tebeos es el nombre y es una variante del comic).
Actualmente se publican los “crossovers” o historias cruzadas como: Alien contra Depredador, Batman contra Depredador, Batman contra Superman y varias novelas gráficas como reseñas de las películas actuales: Star Wars, Iron Man, Spiderman, Thor, Daredevil, o de series de televisión como Héroes, The Walking Dead, V for Vendetta, mucho mucho que ver y leer. Hasta aquí algo sobre los comics, en un próximo post comentaré sobre los artistas de los comics que también es asunto más que muy interesante.
Además de éstos comics “serios” había otros que ya no he visto a la venta: los infantiles como: Archie, La Pequeña Lulú, Tom y Jerry y otros y los cómicos como los excelentes Mortadelo y Filemón del español Francisco Ibañez con un excelente humor, hace poco me encontré en una librería de usados una edición de 5 comics empastados en tapas duras excelente y muy recomendable y, también me acuerdo, los comics mexicanos de Chanoc del doctor Martín de Lucenay y dibujos de Angel Mora (el que inventó la mayoría de las mascotas de los equipos mexicanos de futbol) donde era un deleite ver los partidos imaginarios de futbol que los personajes de la ciudad de Ixtac tenían con equipos profesionales y selecciones nacionales de aquellas épocas entre los años 1965 al 1970. Por cierto el mismo Carlos Monsiváis (recién fallecido) decía que él se hizo famoso gracias a éste comic y llegó a ser colaborador y fan del mentado comic Chanoc. Lástima que el pésimo cine mexicano de los 80’s haya echado a perder la idea original del personaje; lo mismo sucedió con el también excelente comic mexicano Kaliman y las pésimas películas que de él se hicieron.
Recientemente he visto en la escuela primaria de mi hijo que hay una serie de novelas gráficas de obras clásicas ilustradas como comics dibujadas por el regiomontano Daniel Pérez en un formato bastante bueno y auspiciadas por la SEP; se los prestan a los alumnos los fines de semana para que los lean en casa; ya hemos leido mi hijo y yo: El Extraño Caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde y El Retrato de Dorian Gray; en este caso bien por la SEP y su Programa Nacional de Lectura.
Recuerda: los comics son Cultura Popular; nunca dejes de consumir comics, impresos o en archivos .cbr claro, para los amantes de comics de toda la vida o para quienes quieren empezar a consumirlos, nunca es tarde para iniciar un hobbie como éste.

domingo, 29 de mayo de 2011

Onceavo Aniversario Luctuoso hoy, Mayo 29

Un día como hoy, hace once años, falleció Vero mi esposa. Me permito un breve pensamiento sobre éste sentido Onceavo Aniversario Luctuoso y ojalá no séa molesto o incómodo para alguien que lo léa.
Ése día mi vida y la de mi familia cambió completamente, dejando con su injusta ausencia mil preguntas que hasta la fecha no tienen respuesta, por más que yo haya reflexionado sobre el suceso y continuamente esté a la busqueda y continuamente esté, también, deseando el descubrimiento de esas las mil ansiadas respuestas. Después de luchar contra el cancer durante seis años, finalmente partió hacia lo desconocido.
Quienes tuvimos la enorme fortuna de conocer a Vero, sabemos que, a su manera, vivió una vida plena llena de alegrías y que, también a su manera, cumplió con la vida, principalmente porque nunca se dejó vencer por una terrible enfermedad que hasta la fecha, desgraciadamente, sigue sin que podamos lograr su completa curación.
La humanidad no será tal hasta que no permita que vidas tan necesarias, tan queridas, tan breves de edad, séan arrebatadas por una enfermedad que puede ser curada pero que a menudo se pierde la batalla por la falta de los recursos científicos y económicos que no están disponibles para toda la población.
Falleció cuando apenas tenía 33 años; una vida muy breve.
Compartimos doce años de matrimonio y procreamos dos hijos y dos hijas que, afortunadamente, se parecen a ella, dando luz con ese parecido a un acto mágico que no es el reflejo de una división genética, sino de una multiplicación por cuatro de la belleza que una madre, mujer hermosa, hereda a sus hijas y a sus hijos.
Nunca habrá suficientes adjetivos cuando se trata de ponderar a alguien tan cercana, tan amada y tan querida como a la amiga, a la novia, a la esposa y, siguiendo en ese orden cronológico de lo que fue nuestra relación, a la madre de mis hijos.
Vero, un día como hoy, hace ya once años, tu familia, mi familia, tus hijos, tus amigos, mis amigos, te llevamos a tu última morada para decirte adiós hasta la eternidad, pero siempre vivirás en nuestros corazones porque tu memoria y tu descendencia es y será siempre eterna. Paz a tus restos mortales y que la tierra, a donde deberemos ir todos tarde o temprano, te séa leve. Descansa en Paz.
Vero, Te recuerdo con Amor.