domingo, 7 de abril de 2019

Abril Mes del Niño...

La celebración del Día del Niño en Abril 30 se remonta al año de 1924, cuando la Liga de las Naciones, precursora de la actual (y medio inútil) Naciones Unidas, estableció que “la humanidad les debe a los niños lo mejor que tiene para ofrecer”.
Como aportación a tan importante celebración de Abril Mes del Niño, narro algunas cortitas pero divertidas anécdotas que recuerdo de mis niños:
Anécdota con Sebastián:
Cuando Sebastián era niño, en edad de kinder,  íbamos cada fin de semana al Burger King de Pancho Villa, por la cantidad de juegos infantiles que hay en ésa sucursal; íbamos o el Sábado o el Domingo y nos quedábamos hasta tarde, los niños son incansables. 
Un Sábado quería ir él pero yo, pues no, porque quería ver un partido de las finales del Béisbol; y como estaba lloviznando levemente, le mentí diciéndole que cuando había mal clima, no abrían. 
Al día siguiente, Domingo ya con buen clima, fuimos... 
Apenas entramos al local, Sebastián fue corriendo al mostrador y con una carita de enojo increíble, le dijo a la chica que atendía:
-Porqué no abriste ayer Sábado, ni estaba lloviendo tan fuerte... 😤😒😠
Y sin esperar respuesta, se fue corriendo a quitarse los zapatos para meterse a la alberca de pelotas de colores.
La chica estaba con los ojos y la boca muy abiertos, sin entender el exabrupto de ese niñito, y yo y las niñas muertos de la risa.
Obvio le expliqué a la chica del mostrador lo sucedido y ya entonces rió divertida; afortunadamente tomó con muy buen humor la situación ésa; luego hasta fue a la alberca y le dió a Sebastián un pequeño barquillo de nieve: -Toma pequeñoPa´que ya no estés enojado conmigo, niñito precioso... -le dijo divertida-...
Anécdota con Luisa:
Un día, Luisa de niña me acompañó a comprar alguna cosa a Coppel, que me dieron en una gran bolsa de plástico amarillo (para coraje de los naturistas, ésa bolsota de plástico amarillo de Coppel, se va a biodegradar más o menos un Sábado en la tarde, de hasta dentro de 834 años).
Había aniversario de algo y nos dieron pastel y un vasito con refresco. Al llegar a la salida, la guardia de la puerta me pidió el ticket para ponerle un sellito. Luisa venía detrás de mí y estaba muy ocupada con su refresco y pastel, así que yo me ví con el paquete en la diestra, pastel y refresco en la siniestra y el tal ticket en mi cartera. Entonces, naturalmente dije:
-Luisa Pisiosa, sosténme la bolsa mi amorcito...
La guardia con una gran sonrisa extendió rápidamente sus regordetes brazos y tomó la bolsota. 
Luisa y yo nos volvimos a mirarnos con los ojos muy abiertos, saqué el ticket de la cartera, la guardia con cara de felicidad le puso el famoso sellito, me devolvió la bolsota y nos dijo todavía con la gran sonrisa: 🎵-Gracias, Que les vaya bien🎶...
Como yo seguía extrañado y con la bocota abierta, la Luisa me dice, riendo: -Ay! Pá... Pos mira como se llama la guardia... 😅😄😂
Leí la plaquita que tenía en la blusa: "Luisa Gómez"...
Y Mariana risa y risa: -¡Ay Pá, fíjate primero...!
Anécdota con Fátima:
Un día, cuando los niños estaban pequeños, uno de los primeros gatos que tuvimos huyó de casa, desapareció de un día a otro; ya no regresó por la comida que le dábamos Fátima y yo en las mañanas. Yo sabía que ya estaba grande de edad y recordé que cuando yo era niño, alguien nos contó que los gatos huían de casa para morir si llegaban a viejitos. Tenía que explicárselo a Fátima, pero no hallaba cómo, y ella ya estaba preguntando por su repentina ausencia. Una tarde de regreso a casa, veníamos de comprar elotes del parque, justo afuera de nuestra puerta estaba un gatito pequeño igualito al gato desaparecido.
Fátima me dijo asombrada y muy emocionada: -¡Pá mira, es el gato que se fué pero ahora es pequeñito! ¡Ha regresado convertido en un gatito chiquito; claro, como los gatos tienen 7 vidas!
Y me puse a pensar; ¿Qué tal si de verdad los gatos tienen 7 o 9 vidas y si son queridos y bien cuidados, regresan cada vez con sus dueños para vivir juntos una nueva vida?
Anécdota con Arturo:
Un día entramos Arturo y yo a una tienda, él tenía como 5 años; había en esa plaza comercial una plaga de esos escarabajos feos, negros y mal olientes que en mi ciudad llamamos "Pinacates".
Al entrar, una señora muy elegante y estirada estaba pagando en la caja y dos de esos insectos pestilentes estaban muy cerca de su costoso y elegante zapato de marca ("Gutcci" eran creo, originales se miraban, de los caros, no de Andrea), ella estaba buscando algo en su lujoso bolso de marca ("Luis Buitron" era creo, bien original que se miraba, no de El Pasito, sino original original).
Entonces Arturo tomó con sus manitas los dos apestosos "Pinacates", se los ofreció a la elegante dama de la alta sociedad y le dijo: -Tenga Señora, se le cayeron de su bolsa, se le salieron.
La cara que puso la estirada Señora no la he podido olvidar, tampoco la cara de la cajera, que hacía mil pucheros para aguantarse la risa...
Recuerden, anoten, cuenten, platiquen las Anécdotas que viven con sus niños, con sus sobrinitos, nietos, hermanitos, amiguitos, con sus niños, para que luego ya de grandes se las platiquen y no se pierdan en el olvido.
Yo, con mis hermanitos: Héctor, Armando y Mario y con "cuco" la gatita de la casa...

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