La otra historia de esta dupla de narraciones del mes de Mayo es ya más relajada, es divertida, y es muy actual a pesar de haber sucedido hace ya mucho tiempo.
Porque hay asuntos por los que el tiempo parece no pasar, siguen atrapados en un bucle espacio- temporal que los hace que sucedan, y sucedan y vuelvan a suceder; diferentes personas, pero el mismo acontecimiento. Es como la final del basquet de la NBA, 30 equipos juegan 82 partidos durante muchas semanas, en divisiones, en conferencias, y al final siempre juegan la final los Warriors y los Cavaliers.
Pero veo que, como siempre, me gana la "Dispersión Caprina" o séa que se me van las cabras al monte; así que mejor me voy directo con la narración, o sino se me van a ir también los lectores...
"Pepe" oriundo de Puerto Vallarta, mi perico que por desgracia no pasó el crudo invierno chihuahuense...
Regenteado por la eterna "madama", la siempre famosa y legendaria: "Quica la Chica".
Ese otrora famoso tugurio había visto mejores tiempos, cuentan los contemporáneos que ese ramo de negocio (que muchos juran que es el más antigüo de la humanidad) se diversificó y empezaron a florecer antros de mala muerte de este tipo justo en el sector de la Central Camionera (hoy Museo Semilla, como diría Robert Langdon: mero simbolismo, puro simbolismo).
Pero advierto que, como siempre, me estoy apartando de mi relato, ahora lo retomo...
Así que un buen día, aquella anciana que una lejana vez fue la elegante "madama", decidió retirarse de la vida galante y de la vida alegre ("vidas" esas que, a decir de los conocedores, nada tienen ni de galante ni de alegre, vaya usté a saber).
Ése mentado buen día, ella despidió a sus muchachas, la mayoría cincuentenarias y todas bastante correteadas, subió sus pertenencias a una troca rentada y se marchó sabrá Dios a dónde; nadie la volvió a ver; la troca cruzó trabajosamente las vías de tren que dividen el popular "Barrio del Pacífico" de la "Colonia Bellavista" y se perdió entre el polvo y la tierra suelta de aquellos mal pavimentados caminos. Además debo agregar que en realidad nadie la buscó, el interés del "negocio" era ahora en otros sectores de la ciudad.
Pero con el apuro de la huida, la "madama" no se percató de que la jaula de su perico parlanchin se había caído y se quedó allí tirada a un lado de la calle, abandonada de la existencia humana.
El mentado perico, aturdido por el golpe, no pudo emitir su conocido, popular y muy celebrado grito de:
"¡Prrrt Quica, Quica, Quica la Chica, Prrrt!
¡Prrrt Quica, Quica, Quica la Chica, Prrrt!...
Ahora bien, sucedía en aquellos entonces, que a la vuelta de la calle, a una cuadra de "La Peni", por la Calle 24, y a cuadra y media de la Avenida 20 de Noviembre, estaba "La Misión de la Tarahumara", una descuidada agencia de ayuda para-estatal atentida por un montón de monjitas, muchas de ellas vestidas de civil, otras con sus regulares hábitos religiosos color café con crema, que gustaban de juntar mugrero y medio para llevarlo a las humildes y apartadas comunidades de la siempre tristemente pobre "Sierra Tarahumara".
Pues resulta que un trío de esas monjitas iban pasando por donde el perico se estaba recuperando del golpe, dentro de la jaula, y decidieron tapar la jaula con alguna tela y llevárse la maltratada jaula a "La Misión", ¿Okey?
Era el 22 de Mayo, el "Día de la Santa Patrona de Chihuahua", el "Día de Santa Rita" y había en "La Misión" una gran comida en su honor.
Estaban presentes en el mencionado ágape las siguientes personalidades de la vida diaria del Barrio, entre otras no menos distinguidas que no se recuerdan, ya hace mucho tiempo de eso, pero a saber:
El Señor Secretario del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros del Che-Pe y sus "achichincles" de siempre, el rey y su séquito.
El Señor Cura de la parroquia del Barrio y su inseparable Sacristán.
El Director de la Escuela del Barrio.
El Señor Farmacéutico.
El Señor dueño del Super "El Compadre".
El Señor Policía de Guardia del sector Pacífico.
El Señor que atendía el puesto nocturno de tortas.
Algunos taxistas del Sitio de Carros Corona de la Placita 5 de Febrero.
El Señor dueño de la Carpintería, codo a codo del Señor dueño de la Maderería del sector.
El Señor dueño de la empacadora de especias "La Norteña".
El "Potrillo", el hijo del dueño de la Cantina "Sur de la Frontera"
O séa puras finas personalidades.
El "Potrillo", el hijo del dueño de la Cantina "Sur de la Frontera"
O séa puras finas personalidades.
Entonces las monjitas llevaron la jaula a la mesa y le quitaron la tela que la cubría.
El perico abrió mucho los ojos y luego de ver muchas veces para todos lados, dijo:
¡Prrrt Ah, Mira... Prrrt!
¡Prrrt Nuevas Muchachas... pero la Misma Clientela de Siempre...Prrrt!
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