Febrero Loco 2018.
La reunión de “La Cofradía Rockera”
transcurre entre curiosos cambios de una inestable temperatura climática; hace
unas horas que llegamos, estaba brillando en el horizonte el ocaso color
naranja encendido, enmarcado con el clásico rojo atardecer chihuahuense de un
día que fue caluroso y con el azul cielo despejado de nubes, a pesar de que
estamos al inicio del mes de Febrero. Luego llegaron unos gruesos y oscuros
nubarrones y el ambiente se enfrió, presagiando lluvia, que a fin de cuentas nunca
llegó; ahora al filo de la media noche el cielo está completamente estrellado y
hace frío pero a una temperatura bastante aguantable para ésta época del año...
En el aire se percibe el olor a carne asada y a cerveza, cosas comunes
en estas reuniones y se escucha fuerte y armonioso el sonido metálico de la
música de la banda británica “Judas
Priest”; alguien ya trajo el álbum “Angel
of Retribution” que, aunque es del 2005, por alguna razón nadie había
podido conseguir, y ahora el grande Rob Halford canta “Angel”, Rob Halford regresando de un retiro de once años como vocalista y líder del mentado grupo.
Estoy platicando con mi “psicoloca”
de cabecera Agnes, quien con el grueso suéter en su espalda, amarrado a su cuello
por las mangas, se está quejando del cambiante clima; de hecho siempre la veré quejándose
de algo en esta vida, es su rebeldía natural tan distintiva:
-Dicen, Artu my friend, que el mes de Febrero es Loco y Marzo otro
poco; también dicen que “Febrero y las mujeres, mil pareceres”, así reza un
antiguo refrán, que acabo de inventar…
Y continúa, luego de dar un largo sorbo, vaciando el contenido de su
rojo vaso desechable de espumosa cerveza y luego de tararear la canción, diciéndome
con eso que ella fue a fin de cuentas quien trajo el álbum esta noche:
“Angel remember how we'd chase the
sun
Then reaching for the stars at
night
As our lives had just begun…
Put sad wings around me now
Angel take me far away
Put sad wings around me now
So that we can rise Again…”
Yo personalmente opino que ésta es una muy buena “Power
Balad” de este mentado metalero grupo, que en las canciones de esta
entrega, hacen referencia a varios de los álbumes anteriores de la banda, signo
característico de un grupo que se reúne luego de la desbandada de varios de sus
miembros originales. Pero veo que me estoy apartando del relato de la plática monólogo
de mi amiga Agnes, ahora lo retomo porque viene el asunto interesante de la
narración…
“Febrero y las Mujeres, mil pareceres”...
“Tintes de misógino tiene este último dicho popular, mi Artu,
pues atribuye a la mujer carácter veleidoso y tornadizo. Desde luego tal
estereotipo es falso. Hay muchas señoras de carácter firme –dice asintiendo
con la cabeza: y me incluyo como una de
las más–, (y que lo digas, opino yo en silencio) y hay hartos hombres
vacilantes e indecisos”.
Y añade con creciente efervescencia verbal: “Mira que he conocido
a varios de esos hombres inseguros en mi vida y, mi querido Artu, no te incluyo
para nada a ti entre ellos…”
Obvio le agradezco efusivamente este gesto de amistad y voy (faltaba más) y le relleno su rojo vaso
desechable de espumosa cerveza, para seguir escuchando con la misma atención de
siempre su disertación casi académica, casi sarcástica, pero siempre casi erudita…
“Pero la neta este Febrero 2018 de
porra sí que está resultando voluble. El día amanece gris, nublado, a veces con
un frío polar, pero a veces no. Antes de salir a la calle te echas encima toda
la ropa de abrigo que tienes en el clóset. Un par de horas después brilla
esplendente el sol y sientes un calor de infierno. Luego, en la tarde, vuelve
otra vez el frío y te congela. Las ventajas ‘dicen’ de vivir y de tener un clima
de desierto aquí en mi Chihuahua, mi
Artu.”
“Dicen también que la culpa de
todo ésto es el llamado ‘cambio
climático antropogénico’ (y así
alegremente empiezan las palabras que tengo que buscarle su significado a la
brevedad, antropogénico) y que el final de la humanidad
se acerca a pasos agigantados; y que
todo este maremágnum de variaciones
de climas nunca antes vistos (según los ‘estudiados estudiosos’) van a continuar hasta desestabilizar
completamente la actividad humana, provocando con eso más pobreza de los países
pobres y mayor protagonismo imperialista y hasta belicoso de los países ricos,
recuerda que un tal sujeto belicoso, imperialista y jijo de la tiznada lidera actualmente a la más imperialista de las naciones, y también dicen que…”
(Aquí mi querida amiga se extiende en su acostumbrada perorata que, por ser
tan ex abrupta y extendida, además llena de palabras que ni sé su significado,
me veo en la penosa necesidad de quitar de esta publicación, pero créanme que
es un gusto escucharla)…
Luego de tomar un resuello y varios largos tragos a su espumosa cerveza, se
dispone a terminar, a modo de epílogo:
“Mira mi Artu, no diré que Febrero
tiene caprichos de mujer. Diré, sí que a este mes no hay quien lo entienda. Y
concluye: Y a la mujer tampoco no hay
quien la entienda)” Y le sobreviene una alegre carcajada…
En eso estamos de acuerdo al cien por ciento ella, yo y la mayoría de los seres
humanos que estamos como miembros activos de la Cultura Occidental.
Luego con su habitual y brillante sonrisa de la victoria, que utiliza
siempre luego de un monólogo como el que se acaba de echar, me dice:
“Anda Artu my friend, mejor y para aligerar todo lo que dije que
dije, cuenta algunos chascarrillos que escuchas donde nuestra buena amiga ‘La
Seño de la Tienda’, ¿sale?, te escucho ahora yo a ti…”
-Sale mi amiga, van algunos últimos, pues:
-¡Éstos tiempos m’dernos Doña,
no entiendo éstos tiempos m’dernos!…
-¿Y de qué &%$#@dos se
queja ahora Seño? Si usté es joven todavía, ¿Cuáles tiempos modernos? –le pregunta
la mal hablada clienta a “La Seño de la
Tienda”; (mal hablada la señora clienta, una moda muy actual de estos
mentados ‘tiempos m’dernos’).
-Resulta Doña, que mi sobrina “La Chita”, que es del pueblo pero vive
conmigo porque estudia aquí, pues que ya se va a matrimoniar y que me dice: “Tía:
ahora que voy a casarme, quiero hacerte una consulta, pero pos me da harta vergüenza…”
“Qué pasó M’ija, que no te apene, -que le digo- Eso es lo más natural
del mundo. Ésa noche te bañas, te ‘perjumas’,
te pones el negligé que te voy a
regalar, y luego te…”
-“No, no, no Tía” –me interrumpe-
“Todo eso ya lo sé y lo tengo bastante practicado. Lo que quiero que me digas
es como &%$#@dos se hace la Sopa
de Arroz…”
-¡Éstos tiempos m’dernos Doña,
no entiendo éstos tiempos m’dernos!…
La Seño de la Tienda le dice pensativa y preocupada a su marido,
viendo salir a una clienta de la tercera edad:
-Viejo, ¿Me amarás cuando mi cabello sea blanco?
-No veo por qué no, te he amado a través de casi 12 tonos diferentes de
cabello, no veo por qué no, no, no lo veo…
Cuando La Seño de la Tienda se
pone filosófica:
-Seño, ¿Cuál es su destino Seño?
-No lo sé, o sea no lo sé; no está escrito aún, o sea. Lo estoy forjando
con mucho ánimo, mucho positivismo y mucho amor, mucha lucha constante y mucha…
-Seño, Va a querer un boleto
para el autobús o nó, Seño…-la
interrumpe desesperado el de la ventanilla de la Central Camionera.
-Viejo, hazme sitio que no “cabo” Viejo –le dice La Seño de la
Tienda empujando a su marido en el reducido espacio del rincón.
-Se dice “quepo” -le
contesta el Viejo con agria voz.
-Da lo mismo Viejo, si al fin
y al “quepo” me entendites…
-Mi ejposa je enoja podque no jé decir Ignacio -le cuenta
a La Seño de la Tienda un cliente “gangoso” (o de Tabasco a lo mejor, ni sé).
-¿Cómo Don?, pero si lo dice
muy bien –le contesta La Seño abriendo
mucho los ojos.
-Lo jé Jeño, pero en fin, me
voy a hacer ejerjijio, bye Jeño…
-¿Y a dónde Don?
-Poj al Ignacio Seño, ¿adónde más?
-La elegante dama entra a la tienda de La Seño, quien al verla va a saludarla efusivamente. Vé afuera el
moderno carro, luego la mira de abajo hacia arriba: zapatos de lujo, bolso de
marca, ropa finísima, accesorios caros… y le pregunta: -¡Qué elegante barbaridad
Bárbara!: que elegante vistes y que elegante tu carro y que elegante todo, ¿Qué
haces para tener todo eso tan elegante?
-“Coso” –contesta la Doña.
Y dice “La Seño” con fingida
admiración y la cejita levantada:
-“¡Pos qué elegante pronuncias la jota, Bárbara!”
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