De
todos es sabido que lo único constante en esta vida que nos tocó vivir, es su
amplia variedad de absurdos y contradicciones; es el continuo discurrir de los momentos
alegres acompañados imprescindiblemente de situaciones dificiles.
A menudo conservamos
en la memoria los momentos alegres y dejamos a un ladito las situaciones
dificiles, pero invariablemente van unidos y ya depende de nosotros el manejo y
el nombramiento mediante adjetivos de esos momentos y situaciones: felicidad,
tragedia, son conceptos abstractos dificiles de aplicar en la vida cotidiana;
muchas veces preferimos decir “hay momentos felices” en lugar de decir “soy
feliz”, porque luego la gente te vé de manera “sospechosa”; y lo contrario, hay
momentos “trágicos” para no decir que nos está llevando la… igual la gente te sigue
viendo de manera “sospechosa”.
Y, ¿a que viene todo este inane “razonamiento”?
A que hoy 2 de Octubre cumple mi niña Luisa Mariana 18 años.
Luisa nació en
medio de un momento muy dificil para su mamá. Vero mi esposa ya había sido diagnosticada con
cáncer y había que adelantar el nacimiento lo más pronto posible para iniciar las
radio- y quimioterápias.
Ése Lunes 2 de Octubre del 1995, programada la cesárea,
compartimos el quirófano de la Clínica del Centro con una jovencita (Belém) que
intentó suicidarse porque “la cortó” el novio.
A eso me refiero con lo de los
absurdos y las contradicciones de la vida; ese día contemplé un lamentable escenario: en un lado del quirófano, una madre
y su hija luchando por su vida y, en el otro, una adolescente que quiso irse
por el lado facil del suicidio.
Recuerdo que Vero hizo que la acercaran a la
camilla de la joven para darle un beso en la frente.
Ésa mañana, las 3 mujeres
lograron superar con éxito esos problemas tan disímiles.
Días después, casualmente
el mismo día cuando Luisa dejó la
incubadora, Belém, ya recuperada y con una nueva actitud hacia la vida, fue a
despedirse de Vero, devolviéndole el beso en la frente y dándole un beso extra
a la pequeña Luisa Mariana que ya estaba en los brazos de su madre.
La visita y el beso
en la frente a Vero la repitió cuando, tres años después, en ese mismo
quirófano nació Sebastián.
Luisa,
que naciste en medio de tantos problemas y después de resolverlos tan exitosamente,
sabes que toda tu familia te amamos y siempre estaremos para acompañarte,
quererte y apoyarte en cualquier etapa de tu vida.
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