Dedicatoria que escribí en éste librito, para mi novia Vero, meses antes de casarnos...
En este Año 2024 se conmemora el Centenario de la publicación del libro del escritor chileno Pablo Neruda "20 poemas de amor y una canción desesperada".
Compré este librito cuando yo estaba en la Prepa.
El título me lo sugirió mi maestra de Literatura como una respuesta muy válida cuando le pregunté si acaso existía Poesía sin rima que verdaderamente fuera de lectura agradable y con buen valor literario; y no me defraudó.
En esa época de la prepa, ensayé el tipo de letra con el que escribía textos "a pedido" que luego regalaba a mis compañeros y compañeras...
Pablo Neruda (chileno): Poema 15:
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Pablo Neruda (chileno): Poema 20:
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos."
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
Éstas hojas manuscritas me las encontré junto con el librito...
Durante mucho tiempo fue de mis libros preferidos y de relectura periódica conforme fui descubriendo a otros poetas.
Unos nacionales como: Xavier Villaurrutia, Jaime Sabines, Amado Nervo, Octavio Paz (Pemio Nobel de Literatura en 1990), Carlos Pellicer, Manuel Acuña...
Otros internacionales: Antonio Machado, Mario Benedetti, León Felipe, Edgar Allan Poe.
Xavier Villaurrutia: Soneto a la granada:
Es mi amor como el oscuro
panal de sombra encarnada
que la hermética granada
labra en su cóncavo muro.
Silenciosamente apuro
mi sed, mi sed no saciada,
y la guardo congelada
para un alivio futuro.
Acaso una boca ajena
a mi secreto dolor
encuentre mi sangre, plena,
y mi carne dura y fría,
y en mi acre y dulce sabor
sacie su sed con la mía.
Jaime Sabines: Tu nombre:
Trato de escribir en la oscuridad tu nombre.
Trato de escribir que te amo.
Trato de decir a oscuras todo esto.
No quiero que nadie se entere,
que nadie me mire a las tres de la mañana
paseando de un lado a otro de la estancia,
loco, lleno de ti, enamorado.
Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote.
Digo tu nombre con todo el silencio de la noche,
lo grita mi corazón amordazado.
Repito tu nombre, vuelvo a decirlo,
lo digo incansablemente,
y estoy seguro que habrá de amanecer.
Trato de escribir que te amo.
Trato de decir a oscuras todo esto.
No quiero que nadie se entere,
que nadie me mire a las tres de la mañana
paseando de un lado a otro de la estancia,
loco, lleno de ti, enamorado.
Iluminado, ciego, lleno de ti, derramándote.
Digo tu nombre con todo el silencio de la noche,
lo grita mi corazón amordazado.
Repito tu nombre, vuelvo a decirlo,
lo digo incansablemente,
y estoy seguro que habrá de amanecer.
Amado Nervo: Madrigal:
Por tus ojos verdes yo me perdería,
sirena de aquellas que Ulises, sagaz,
amaba y temía.
Por tus ojos verdes yo me perdería.
Por tus ojos verdes en lo que, fugaz,
brillar suele, a veces, la melancolía;
por tus ojos verdes tan llenos de paz,
misteriosos como la esperanza mía;
por tus ojos verdes, conjuro eficaz,
yo me salvaría.
sirena de aquellas que Ulises, sagaz,
amaba y temía.
Por tus ojos verdes yo me perdería.
Por tus ojos verdes en lo que, fugaz,
brillar suele, a veces, la melancolía;
por tus ojos verdes tan llenos de paz,
misteriosos como la esperanza mía;
por tus ojos verdes, conjuro eficaz,
yo me salvaría.
Octavio Paz: Silencio:
Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.
Carlos Pellicer:
"Aquí no suceden cosas
de mayor trascendencia que las rosas..."
Manuel Acuña: Nocturno a Rosario:
Pues bien, yo necesito decirte que te quiero
Decirte que te adoro con todo el corazónQue es mucho lo que sufro, que es mucho lo que lloroQue ya no puedo tanto y al grito en que te imploroTe imploro y te hablo en nombre de mi última ilusión
Yo quiero que tú sepas que ya hace muchos díasEstoy enfermo y pálido de tanto no dormirQue ya se han muerto todas las esperanzas míasQue están mis noches negras, tan negras y sombríasQue ya no sé ni dónde se alzaba el porvenir
De noche, cuando pongo mis sienes en la almohadaY hacia otro mundo quiero mi espíritu volverCamino mucho, mucho, y al fin de la jornadaLas formas de mi madre se pierden en la nadaY tú, de nuevo, vuelves en mi alma a aparecer
Comprendo que tus besos jamás han de ser míosComprendo que en tus ojos no me he de ver jamásY te amo, y en mis locos y ardientes desvaríosBendigo tus desdenes, adoro tus desvíosY, en vez de amarte menos, te quiero mucho más
A veces, pienso en darte mi eterna despedidaBorrarte en mis recuerdos y hundirte en mi pasiónMas, si es en vano todo y el alma no te olvida¿Qué quieres tú que yo haga, pedazo de mi vida?¿Qué quieres tú que yo haga con este corazón?
Y luego que ya estaba concluido tu santuarioLa lámpara encendida, tu velo en el altarEl sol de la mañana detrás del campanarioChispeando las antorchas, humeando el incensarioY abierta, allá a lo lejos, la puerta del hogar
¡Qué hermoso hubiera sido vivir bajo aquel techo!Los dos unidos, siempre, y amándonos los dosTú, siempre enamorada; yo, siempre satisfechoLos dos una sola alma, los dos un sólo pechoY, en medio de nosotros, mi madre como un Dios
Figúrate qué hermosas las horas de esa vida¡Qué dulce y bello el viaje por una tierra así!Y yo soñaba, en eso, mi santa prometidaY al delirar en ello, con alma entristecidaPensaba yo en ser bueno por ti, nomás por ti
Bien sabe Dios que ese era mi más hermoso sueñoMi afán y mi esperanza, mi dicha y mi placerBien sabe Dios que en nada cifraba yo mi empeñoSino en amarte mucho bajo el hogar risueñoQue me envolvió en sus besos cuando me vio nacer
Esa era mi esperanzaMas, ya que a sus fulgores se opone el hondo abismo que existe entre los dosAdiós, por la vez última, amor de mis amoresLa luz de mis tinieblas, la esencia de mis floresMi lira de poeta, mi juventud, ¡adiós!
Antonio Machado (español): Extracto de Provervios y Cantares:
Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.
Mario Benedetti (uruguayo): Enamorarse y no:
Cuando uno se enamora las cuadrillas
del tiempo hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio
del tiempo hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio
por el contrario desenamorarse
es ver el cuerpo como es y no
como la otra mirada lo inventaba
es regresar más pobre al viejo enigma
y dar con la tristeza en el espejo.
León Felipe (español): Sé todos los cuentos:
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan
con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre…
ha inventado todos los cuentos.
Yo sé muy pocas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos…
y sé todos los cuentos.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan
con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre…
ha inventado todos los cuentos.
Yo sé muy pocas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos…
y sé todos los cuentos.
Edgar Allan Poe: Orfeo:
Tú fuiste para mí, Oh Amor,
todo lo que mi espíritu anhelaba,
isla verde en el mar,
fuente y santuario,
con guirnaldas de frutas y de flores,
Oh Amor, que fueron mías.
¡Ah hermoso sueño, por hermoso efímero!
¡Ah estrellada Esperanza que surgiste
para pronto morir...!
Una voz del futuro me reclama:
¡Adelante! ¡Adelante!
Más se cierne sobre el pasado
(¡Negro abismo!) mi alma medrosa, inmóvil, muda...
¡Ay, ya no está conmigo
la luz de mi existencia!
"Ya nunca... nunca... nunca..."
(Así murmura el Mar solemne
a las arenas de la playa)
Ya nunca el árbol roto dará flores,
ni el águila muriente alzará su vuelo.
Hoy mis días son vanos,
y mis nocturnos sueños
andan allá donde tus ojos grises miran,
donde pisan tus plantas,
¡Oh! ¡En qué danzas etéreas, a la orilla
de itálicos arroyos!
¡Ay! ¡En qué aciago día
por el Mar te llevaron
robándote al amor, para entregarte
a caducos blasones mancillados!
¡Robándote a mi amor, a nuestra tierra
donde lloran los sauces en la niebla...!
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