Frase en un Cementerio: "Lo que eres fuí, lo que soy serás..."
Me sé éstas historietillas cortas de cosas de difuntos que, casualmente ahora, recuerdo por el próximo 2 de Noviembre, nuestro mexicano Día de Muertos o Día de los Santos Difuntos.
No son relatos de terror, son historias de la vida real que he escuchado por algún lado.
Ojalá les gusten:
Flores para los dos novios:
Me la encontré en la puerta de aquel Cementerio. Élla iba de salida y yo iba de entrada. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos; hacía media vida que no nos veíamos y aún así nos reconocimos al instante.
-Hola -le dije- ¿Cómo has estado?; ¿Qué andas haciendo acá por el Camposanto?
-Hola -me dijo sonriendo con tristeza- Vine a traerle flores a mis dos novios...
-Puedo esperarte y platicamos -añadió cuando vió en mí una mirada de sorpresa y un gesto interrogativo.
-Claro, claro -le respondí- salgo en un momento.
Acompañados de una fina llovizna al atardecer, el Panteón presentaba una borrosa visión neblinosa, gastado pero muy efectivo cliché que la naturaleza utiliza para ponerle drama a cualquier funeral.
Yo iba esa tarde acompañando a un buen amigo en su último viaje a esa su última y eterna morada en ese cementerio; así que luego de despedirme de él y de su familia, fui a dónde me esperaba élla.
Y ya en un café me platicó su historia y de sus dos novios, interesante, muy interesante...
Élla de jovencita fue mi novia, era muy amiga de mi hermana y luego de un tiempo terminamos; no sé por qué, tampoco sé por qué empezamos, éramos muy jóvenes la verdad. Total que dejamos de vernos y luego supe que planeaba casarse. En aquel tiempo no pude menos que envidiar a quién sería su esposo, pues élla era muy bella; lo sigue siendo, éso nunca se quita si la belleza es natural y ella la poseía.
Me relató que su novio era un muchacho de familia rica, dueña de varios negocios exitosos en varias ciudades del país y que él tenía un hermano gemelo idéntico. Eran esos gemelos tan semejantes que a todo el mundo confundían. Así crecieron, igualitos. Quizá uno más activo que el otro, quizá uno más ambicioso que el otro y quizá, uno más perverso que el otro...
Tal día ya de novios y comprometidos a casarse, su novio le avisó que posiblemente no iría esa noche a buscarla porque tenía reunión por un problema de los negocios, y su padre ya quería que se involucrara formalmente en la administración. Por eso élla se extrañó cuando su prometido llegó a su casa en otro carro pero aún así élla se fué con él.
Él le pidió esa noche vehementemente que se le entregara, al fin y al cabo ya se iban a casar.
Luego de mucho rogar e insistir, élla al fin se le entregó...
Pero quien poseyó a la chica no era el prometido, sino su gemelo. Y élla no lo supo hasta que él se lo declaró.
Los gemelos habían tenido en esos tiempos un fuerte pleito familiar a causa de la preferencia del padre por uno de ellos, por el comprometido con la chica; y el otro, resentido, cobró venganza tomando para sí a la bella novia.
A raíz de éso ya no hubo matrimonio. Y también por el fuerte pleito familiar ambos hermanos se fueron de la ciudad, cada uno a un rumbo diferente.
Élla se quedó sola, pensando que nadie se casaría con quien había sido engañada y utilizada de esa manera.
Pasó el tiempo, mucho tiempo, cosa que el tiempo sabe hacer muy bien, hasta que hace unos pocos años, ambos hermanos fueron reconciliados por sus hermanas y volvieron a la ciudad.
Pero la tragedia hizo de nuevo acto de presencia, cosa que la tragedia sabe hacer muy bien; y en un caso muy sonado en la ciudad, ambos hermanos fueron asesinados durante un intento de extorsión por la galopante delincuencia organizada que tanto a permanecido vigente en nuestra sufrida ciudad capital norteña.
Así que por ese motivo, élla les llevaba flores cada mes, pues quedaron ambos en la misma tumba. Los visitaba en la fecha en que, engañada, la poseyó uno de los dos hermanos haciéndose pasar por el otro.
-Hola -me dijo sonriendo con tristeza- Vine a traerle flores a mis dos novios.
La vida y la tragedia siempre van tomadas de la mano, caminando juntas hacia su otra hermana, la Muerte...
Ésto le pasó a un amigo: Pagó con su tarjeta de nómina la comida familiar en un restaurante y al llegar a casa se dió cuenta que la olvidó al pagar en la caja. Buscó apresuradamente el número de teléfono y marcó muy apurado:
-¿Bueno? -le contestó una voz seria y sombría.
-Pásame por favor de inmediato con el señor de la caja -dijo mi amigo.
-¿Cómo... dijo... usted? -le respondió la voz, queda.
-Que me pases con el señor de la caja, urge hombre, urge... -apuró mi amigo.
-No le entiendo, señor -después de pausa larga y enseguida la voz, igualmente muy seria.
-¿Cómo carajos que no me entiendes? -impaciente dijo mi amigo, y añadió: -Sencilla y claramente te estoy pidiendo que me pases con el señor de la caja.
-Oiga -le dijo entonces la voz seria- No esté jugando por favor. Éso no se puede...
-¿Y por qué tiznados no? -dijo mi amigo irritado.
-Pues porque no se puede -le replicó la voz- Si quiere lo paso con algún empleado.
-No, no, no -insistió mi amigo con enojo- Yo quiero hablar con el señor de la caja...
-O si gusta lo paso con algún familiar... -ofreció el de la voz seria.
-Le repito que me urge hablar con el señor de la caja -repitió, como ya dije, mi amigo ya muy enojado.
-Por favor ya no moleste -le pidió el de la voz seria- Ya voy a colgar...
-¿Cómo que vas a colgar? -se enfureció mi amigo, pero algo le dijo que se calmara, y preguntó, quedamente: -¿Pos a dónde estoy llamando pues?
-Pos a la Funeraria Tal -le contestó el de la voz ya no tan seria. -Se está velando aquí a un difuntito. ¡Y quiere usted que le pase al señor de la caja! No nos moleste señor, por fav...
Avergonzado, mi amigo colgó. Volvió a mirar el número del restaurante contra el marcado, casi iguales, pero con un dígito diferente...
Ésta otra historia, pícara pero verídica, servirá para aligerar un poco el clima de tragedia que las anteriores dejaron, ésta me la contaron, aunque no lo creas, en un velorio:
Terminado el sepelio de su esposo, la viuda se alejó de la tumba caminando hacia atrás, o séa de reversa.
-¿Porqué haces éso? -le preguntó con extrañeza una amiga.
-Es que mi maridito siempre me dijo que tengo una pompas como para resucitar a un muerto -explicó la viuda- Y pos no quiero que eso vaya a suceder...
La siguiente historia también ocurre en un velorio y, según me dijeron, es también verídica:
Aquel señor fue mal esposo, mal padre y -me contaron- hasta muy mal ciudadano. Borracho, golpeador, a menudo ausente en la casa, muy seguido gastaba casi todo su sueldo en la parranda de cada fin de semana.
Su mujer tuvo que trabajar para dar de comer y vestir a sus sufridos hijos: lavar ajeno, planchar, limpiar casas, reparar ropa, en fin; y los hijos se fueron de casa en cuanto pudieron vivir aparte.
Al fin, víctima de una mala parranda, aquel mal hombre falleció.
Su señora suspiró y recordó lo que le escuchó a una viuda: "La Libertad de la esposa empieza cuando los hijos se van y el maridito se muere".
Estaban velando a aquel mal hombre cuando uno de los hijos se acercó mucho a mirar a su padre a través del vidrio del ataúd y lo que vió lo dejó frío de espanto...
Se volvió aterrado a su madre y hermanos y dijo con voz temblorosa:
-¡Creo que mi padre está vivo!
Todos se precipitaron hacia el féretro. Uno de ellos se dispuso a abrir la caja mortuoria.
-¡Un momento, un momento! -les gritó la madre- ¡Se los advierto! ¡Si es que está vivo, el que lo saque de allí tendrá que hacerse cargo de él! -y prosiguió- Hijos míos: Yo ya cumplí; conmigo ya no cuenten...
...Ahora, cada quien ponga aquí el final que quieran...
Otra historia de Panteón, que escuché en la tienda de la "Seño":
En la TV de la tienda están pasando algún programa donde se ve un cementerio enorme. Jaimilito el hijo de la "Seño" de la tienda le pregunta a su madre:
-Oyes 'Amá: ¿Y cómo rayos encuentran a los que... pos vamos a recordar cuando vamos al panteón?
-Bueno, chamaco, los nombres de los difuntitos están escritos en una plaquita o en una lápida o en un "menumento"...
-¡¿Cómo?! ¿Entonces pa´ncontrar a los abuelos o a alguien, hay que recorrer todo el cementerio? Pos entonces cuando tú mueras, te voy a enterrar cerca de mi casa...
Crueles frases cortas inanes dichas por (o en éstos casos, no dichas) por las celebridades:
-¿Qué dijo la Rana René en el funeral de Jim Henson? -Nada, no dijo nada...
-¿Qué dijeron Neto y Titino en el funeral de Carlos? -Nada, no dijeron nada...
Por último, una frase famosa, también en el tema de temporada, los difuntitos, del "stand-upero" (nueva palabrita Millenial) de Comedy Central, del gringo Demetri Martin:
"Lo Siento" y "Discúlpame" significan lo mismo. Excepto en un funeral...
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