martes, 29 de abril de 2025

Anécdotas con mis Niños:



Anécdota descripción: Relato breve de un hecho curioso, real y divertido...
Yo he utilizado este recurso literario para contar sucesos donde mis hijos o los familiares cercanos son los protagonistas.
Las he estado escribiendo conforme los niños han ido creciendo; los he escrito durante años en diarios o cuadernos, a mano, desde que nacieron mis hijos, hasta la fecha  actual contemporánea.


En ésta foto pongo dos de mis diarios donde he escrito estas anécdotas, anotaciones personales y bosquejos de las narraciones que he venido publicando en mi Blog que se llama:

https://trozosdevidadisecados.blogspot.com/


Aquí debo hacer una pausa, para contarles algo que hace poco tiempo, descubrimos:
Resulta que mi hermana Patricia, vivió con mi Madre los últimos años hasta que en Noviembre del 2014, mi Madre de 92 años, falleció...
Dice mi hermana que aún tenía cosas propiedad de mi Madre que no había revisado y, en una de esas recientes revisiones, encontró cosas muy interesantes; como por ejemplo unas bolsas de plástico con muchas monedas antiguas que mis sobrinos Samantha y Rodrigo, nietos de mi hermana Pato, llaman "El Tesoro de su Bis Abuela doña Licha..."
También encontraron un "Diario" donde mi Madre escribía sus Cosas, cosas como ella lo anotó en la contraportada del "Diario"

"Vivencias, Canciones, Fragmentos, Poesía, y algo más..."
Mayo 15 1990
Licha de la Rosa de López




Un Diario mío junto al Diario de mi Madre, escrito por ella con su fabulosa y hermosa caligrafía...

Entonces mi hermana me llamó y me dijo que la visitara, y me enseño y entregó el "Diario" de mi Madre, conociendo así que ambos, Madre e Hijo, coincidíamos en esa actividad, escribir en "Diarios"...
Para Mí, una Bella coincidencia con mi Madre...

Ahora van las narraciones de las Anécdotas:

Anécdota con Marianita:
Mientras yo vaciaba una bolsa de Azúcar en un frasco para guardarlo en la alacena, miré que la Marianita chiquita estaba de puntitas tratando de alcanzar algo de la mesa de la cocina.
Yo con las manos ocupadas, sólo le pregunté:
"-Mi Amor, espérame ahorita te ayudo... ¿Qué necesitas ahorita mismo...?"
Y con gran esfuerzo por estirarse y alcanzar lo que quería de la mesa, me dice:
"-¡Uf...! ¡Uf...! ¡Pos ahorita lo que necesito ahorita mismo es Crecer un Poquito...!"
Y yo pensé para mis adentros: "-¡Ojalá no crecieras tan rápido, no tan de prisa...!"

Anécdota con los niños:
Íbamos todos una tarde de Sábado, a las hamburguesas donde había juegos y alberca de pelotas y otras delicias para los niños.
Al llegar a un semáforo, una de las niñas me advirtió, gritando con su linda vocecita:
"-¡Oyes Apá, baja la velocidad porque el Color Verde ya está cambiando al Color Naranja...!"
Y completa la otra niña, también gritando con su bella vocecita:
"-¡Y luego ya se va a poner el Color Rojo Rojo Rojo...!
Y entonces Sebastián chiquito pregunta muy serio:
"-¡Oyes Apá...! ¿Y cómo le hacían cuando tú estabas chiquito y los semáforos eran sólo en Colores Blanco y Negro...?"

Anécdota con las Niñas:
Un día llegamos al estacionamiento del Supermercado, y tuvimos que dar varias vueltas porque estaban llenos los espacios, había muchos clientes. Al llegar al área donde se dejan los carritos de compra vacíos, salió un carro y pude, con suerte, estacionarme allí.
Entonces vimos que un joven y un señor adulto mayor se estaban peleando por el único carrito vacío que estaba allí. Con gran sorpresa vimos como cada uno tiraba de su carrito con una fuerza que hacía fruncir sus caras con verdadera furia.
Les dije a las niñas que me esperaran, que iba a ver porqué el joven trataba así al señor mayor, quien tampoco se dejaba y jalaba del carrito como podía con su obvia menor fuerza.
Me bajé y fui directamente y agitando mis manos gritando: 
"-Qué pasa qué pasa... Hey Hey...!"
Justo en ese momento, mágicamente, el mentado carrito se dividió a la mitad y con un último jalón, cada quien se quedó con un carrito completo... ambos a risa y risa viéndome llegar y el señor mayor le dijo al joven:
"-¡Gracias jovenazo por ayudarme a separar éstos #%$@!!! carritos... por fin se pudo...!"
El jovenazo también carcajeándose, saludó con su mano y dijo:
"-De nada don, si se pudo..." -Y agregó, dirigiéndose a mi: "-Ahora espera a que llegue un carrito vacío para tí mi buen, o dos pegados..."
Y ambos se dirigieron al interior del Supermercado...
Sentí que mis niñas se acercaron, y tomándome cada una de la mano me dijo una de ellas:
"-¿Ya vez Apá...? Primero investiga que pasa antes de ser agresivo, algún día te puedes meter en un lío feo..."
"-Sabias palabras mi Amor, muy sabias palabras..."

Anécdota con la Marianita:
Fui por las niñas a la primaria. A la salida, la Maestra Rosa (conocida de la familia), entre risas me platicó que la Marianita había estado más platicadora que de costumbre. 
Entonces le llamó la atención y le dijo:
"-¡Marianita...! ¡Si no paras de platicar tanto, voy a tener que mandar llamar a tu Abue doña Socorrito...!"
Y Marianita, haciendo un gesto le contestó:
"-¡Huy Maestra Rosa...! ¡Ni sabe...! ¡Mi Abue Socorrito platica mucho más que yo...!

Anécdota con Fatimita:
Un día las niñas chiquitas se enteraron de que su Mamita iba a tener un bebé y estuvieron muy atentas a los acontecimientos.
Fatimita tendría 3 años y cacho y Marianita un año menos, pero estaban muy alertas.
El pediatra nos dijo que el bebé nacería a fines de Marzo. Entonces la Fatimita nos dijo, muy segura de su conocimiento:
"-Yo sé cuando va a nacer el bebé..."
Todos sorprendidos, preguntamos que cuándo iba a ser el nacimiento.
"-¡Pues el bebé va a nacer el Día de su Cumpleaños...! ¡Como Arturo y Mariana y yo...!

Anécdota con las Niñas:
Caminando cerca de la Escuela Primaria Bocanegra, Fatimita ya casi aprendía a leer y Marianita apenas estaba empezando.
Marianita dijo, señalando un letrero en la puerta de una casa: "-¿Qué dice ese letrero...?"
Fatimita lo lee: "-Dice: ¡CUIDADO CON EL PERRO...!"
Marianita se asusta: "-¡Uh qué miedo...!"
Más adelante, ya más cerca de la escuela, Marianita señala otro letrero: "-¿Qué dice ese otro letrero...?"
Fatimita lo lee: "-Dice: ¡CUIDADO, NIÑOS PEQUEÑOS CAMINANDO...!"
Marianita se da una palmada en la frente y dice: "-¡Por favor...! ¿Quién va a tenerle miedo a unos niños pequeños caminando...? ¡Ach...!"

Anécdota con la Marianita:
Llegó la edad en la que los niños y las niñas del salón, casi todos, mudan de dientes.
Y pues se corrió el rumor entre ellos, de la existencia del "Ratón de los Dientes"; que, puestos bajo la almohada, cambiaba el diente caído por una moneda.
Un día que fuí a la escuela por las niñas, Marianita me dice, muy seria:
"-¡Oyes Apá...! ¿Tú eres el Ratón de los Dientes...! ¿Verdad...!"
Entonces yo viendo que varios compañeritos y compañeritas del salón se miraban que les faltaban dientes frontales, supuse que el "Chisme" se había descubierto... Así que admití que yo era el tal "Ratón de los Dientes" y yo cambiaba dientecitos puestos debajo de la almohada por monedas... Y de pronto Marianita se detiene y mirándome fijamente, muy seria me dice:
"-¿Y cómo le hicistes para entrar en las casas de Andreita, de Raulito, de Alexandra y de los demás para cambiarles sus dientecitos por monedas...?"


He conocido a otra Bruja...




¡He conocido a otra Bruja...! Y de verdad que la he conocido...
Hay Brujas reales en la actualidad, existen y viven entre nosotros; saliendo a la Vida Pública esporádicamente...
Yo he conocido a dos... así, sin buscar, sin querer... sólo se presentaron sin ningún aviso...
A veces sólo se aparecen, descubriendo su disfraz de gente normal y corriente; sólo sabe uno que existen, por detalles que no son normales en la gente común.
La primera que conocí, la transcribí en una publicación de éste Blog el 27 de Junio del 2018.
Aquí copio el enlace para quien quiera leer ese relato...


La segunda vez ocurrió apenas hace unos días, cuando menos lo pensaba, así de repente, se delató en medio de un acontecimiento sin importancia aparente...

Narro lo que pasó:
Hice algunas compras en un conocido Supermercado de mi ciudad; luego de pagar, me llevé el carrito de compras hasta mi carro, puse mis compras en la cajuela y luego regresé el carrito vacío, a su espacio indicado en medio del estacionamiento. 
Y cuando me iba a subir al carro para ir hacia mi casa, recibí un mensaje de texto:
"...Por favor tráeme una cebolla grandota y un frasco de alcohol desnaturalizado o para curaciones pues... es todo, gracias..."
Así que me devolví al supermercado por estas dos cosas extras.
Ya con las dos mercancías, me formé a pagar en una caja; el local estaba lleno de clientes y la fila avanzaba lentamente.
Ya quedaban solo dos señoras clientas delante mío; pero con disgusto miré que la señora que estaba pagando tenía problemas para pasar su tarjeta.
La señora que estaba enseguida de mí me volteó a mirar con expresión de fastidio y señaló con su pulgar a la señora que estaba pagando y que su tarjeta no pasaba...
Las mercancías de la señora ya estaban puestas sobre la banda móvil de la caja; eran casi puros vegetales y unos frascos de aceite que no recuerdo de qué clase.
Entonces me empecé a fijar en algunas cosas de la tal señora de enseguida mío; cuando señaló a la pobre clienta que batallaba para pagar, le miré un tatuaje en su antebrazo, de un gato negro estilizado.


Encontré uno parecido en Pinterest, para dar una idea de cómo era. 
También ví que llevaba unos pesados aretotes de cuentas redondas negras y unos collares de la misma piedra negra. Con su largo pelo de un negro negro, negro muy muy brillante, extraño para alguien de una edad que pasaba los cincuenta, Con las muy largas y afiladas uñas de sus elegantes manos estaban pintadas de un negro mate, sin brillo alguno... 
Entonces la señora se fijó en mis dos mercancías que yo había puesto en la banda móvil de la caja, y se volteó a mirarme, y luego de nuevo miró mis mercancías y algo inaudible murmuró...
Yo le dije: "-¿Perdón...¡" -Y la señora sólo negó con la cabeza y señaló con un largo y elegante dedo índice mis dos mercancías... 
Luego con una voz muy rara, con acento extranjero que no reconozco, me dijo, hablando bajito:
"-Éso si que funciona... Esas dos cosas que llevas si surten efecto..." -Sus ojos grises brillaban en contraste con su largo pelo negro brillante; ya lo había yo dicho, muy brillante. Y prosiguió, murmurando cada una de sus palabras... 
"-Mira: Con el cuchillo más grande que tengas en casa, cortas a la mitad la Cebolla, pones entonces la foto de élla en medio y unes las dos mitades de la cebolla, cubriendo completamente la foto; luego la impregnas de ese alcohol hasta que chorree bastante la Cebolla. Sin secarla, muy empapada, la guardas en una bolsa de plástico, que amarras fuertemente para que no escurra el alcohol afuera de la bolsa y la guardas debajo de la cama por 6 días, 6 noches. Al día 7, sacas la foto y la guardas bien... puedes quemar la Cebolla, no es bueno tirarla a la basura, porque siempre hay mal intencionadas constantemente escarbando en nuestra basura..."
"-Y con eso el "Amarre" ya está bien hecho..."
"-Y ahora olvida a la que te lo dijo..." -Murmuró de nuevo-.
En ese instante, al fin, la señora de adelante terminó de pagar y le dió unas monedas al viejito que le empacó y empujó su carrito hacia la salida...
La señora de negro, entonces, le hizo un gesto con su mano a la señora que se alejaba, que trastabilló y estuvo a punto de caer, varios viejitos empacadores acudieron a ayudarla... la señora dijo que estaba bien y salió del establecimiento rengueando visiblemente.
La señora de negro pagó y se dirigió a la salida, no volteó a verme, para nada, sólo se fue...
Yo pagué mis dos mercancías y me dirigí a mi carro, rumbo a casa...
Ahora, no logro recordar las facciones de la señora de negro, salvo el color de sus ojos, pero lo que me dijo si lo recuerdo... apenas me da la memoria para medio escribirlo...
Pero obvio no hice lo que esa mujer de negro me dijo... 
"-¡¿O sí...?!"
Ya busqué señas debajo de mi cama y nada, aunque en la casa hay cierto tufillo a fritanga, a taquería popular, a cebolla quemada... Pero debe ser la comida que a diario se prepara en casa...
Pero de una cosa si estoy seguro...
...Conocí a otra bruja...