Así
como lo he manifestado otras veces, lo único mejor que tener una Princesita en
casa, es tener a dos Princesitas en casa.Y yo tengo a dos; Con diferente carácter, con
diferente personalidad, con diferente perspectiva de Vida, con muchas diferencias pero provenientes de un tronco familiar común.Sin más preámbulo pues, y dejando que sean muy diferentes, pero a la vez muy cercanas, vamos a las Anécdotas:
Anécdota con Fatimita: ¿Qué voy a ser de grande...?:
Una vez fuimos al kinder al salón de Fátima a presenciar una clase, donde los alumnitos iban a ir disfrazados de lo que querían ser de grandes.
Fatimita quiso su disfraz de Princesa y me dijo que quería ser famosa de grande.
Llegamos y entramos al salón y ya había doctores, enfermeras, deportistas de varias disciplinas, bailarinas, policías, etc.
Luego de varios niños y niñas, le tocó presentarse a una amiguita de Fátima.
Iba disfrazada de Chef y dijo que quería de grande tener un restaurante muy elegante y caro con comida de alta clase y lujo.
Enseguida Fatimita enseñó su disfraz y dijo, modelando:
"-Yo voy a ser o modelo, o actriz, o princesa, para ir muy seguido a cenar al lujoso restaurante de ésta..." -Y con su dedito señaló a su amiguita Chef...
Anécdota con Marianita, ser maestra es un empleo:
Fuí por las niñas al kinder y la maestra de Marianita, entre risas me platicó lo que sucedió en el salón. Dice la maestra que ese día llevaba zapatos nuevos a clase y que Marianita los descubrió y que le preguntó que quien se los había comprado "los tan bonitos zapatos..."
Que si sus papás le habían comprado los zapatos o eran regalo de alguien o qué.
La maestra respondió que claro que ella misma se los había comprado.
Marianita y otros niños que se habían acercado al chisme le preguntaron que de donde había obtenido el dinero, que si era rica o cómo.
La maestra les tuvo que explicar que ser maestra era un trabajo y le pagaban por éso.
Muchos niños con caritas de asombro se acercaron a la bolita para enterarse del chisme de que a la maestra le pagaban por ir a la escuela para estar con ellos...
De risa loca la ingenuidad de los parvulitos...
Anécdota con Fátima, el Cura novato:
Fatimita iba a hacer su "Primera Comunión".
Estábamos afuera de la iglesia, esperando al Sacerdote, quien les iba a dar una plática a los niños y a los padres acompañantes.
En eso, el Cura se acerca a nosotros, es un joven nuevo en la parroquia, recién ordenado según nos dijeron; él nos dice que debe ir más tarde a visitar a unos enfermos al Hospital del ISSSTE, distante unas seis cuadras de la iglesia. Le expliqué en donde estaba el hospital y cómo llegar de dos formas diferentes, si iba a ir a pie o en carro, pero el Padre batalló mucho para orientarse por ser nuevo en el barrio. Al fin, el sacristán se desesperó y dijo que él lo iba a acompañar para llegar al lugar sin problemas, porque ya era hora de pasar al salón para que diera la anunciada plática; le pregunté que de qué tema iba a ser la plática y muy horondo me dice:
"-Mi plática se llama "Sobre cómo yo puedo guiar a los jóvenes por el camino para llegar al Cielo"..."
Fatimita murmura, dirigiéndose a sus compañeritas:
"-¡Uh, hu, hu...! Bonita plática, no entendió ni cómo llegar al ISSSTE aquí a la vuelta..."
Anécdota con Mariana Agricultura familiar:
Su "Abue" doña Socorrito tenía algunas plantas en macetas en el porche de la casa. Un día estaba sembrando algunas semillitas de tomates en la húmeda tierra de una nueva maceta. Marianita, mientras se comía una rebanada de pan con mermelada, la estaba observando. Le pidió a su Abue que le enseñara aquellas pequeñas semillitas que estaba tomando directamente de un rojo tomate. Doña Soco abrió la mano para que Marianita las viera; y asombrada le dijo:
"-¡Abue, abue...! ¿A poco esas semillitas tan chiquitas dan los tomates tan grandes, gordos y bonitos...?"
Doña Soco le dijo que sí, que hasta los pinos enormes de la calle venían de una pequeña semillita.
Entonces Marianita arrancó de su rebanada varias semillitas del pan "multigrano" que se estaba comiendo y se las dió a su Abue y le dijo:
"-¡Toma Abue...! Hay que sembrar pan... No se cómo no se le había ocurrido a alguien..."
Yo salí cuando escuché las carcajadas de doña Soco y entre sus risas, me contó del Gran Descubrimiento de Marianita.
Anécdota con Fatimita: La Niñita de Papi:
Bueno, no precisamente de Fátima, sino más bien de Don Pancho, el padre de Vero mi esposa.
Resulta que en una ocasión, cuando Fatimita tenía como 4 meses, en familia asistimos a una reunión y, ya muy tarde y lloviendo, resolvimos quedarnos a dormir en casa de los suegros. Nos acomodamos, había dos camas disponibles: en una se acostó Vero con Arturito y en la otra yo con Fatimita para que Vero descansara y durmiera bien esa noche, se durmieron muy pronto Vero y Arturito.
Antes de quedarme yo dormido, escuché que doña Socorrito le dijo a don Pancho que, como hacía frío, le llevara una cobija extra, diciéndole:
"-Toma, pónsela a "La Nenita" para que se cubra bien..."
Me hice el dormido para dejar hacer a don Pancho la labor encargada.
Don Pancho entró a la recámara y fué directamente a cubrir con la cobija extra a Vero ya dormida, y luego salió sin hacer ruido.
Comprendí con esto que, para un Padre, "La Nenita" será siempre y en todo momento, su hijita. "La Nenita de Papá" fue la prioridad...
Fátima "La Otra Nenita", estaba bien calientita conmigo...
Anécdota con Marianita: Angelito con Síndrome de Down:
Cuando estaba en el kinder, Marianita tenía una compañerita con Síndrome de Down. Melissa.
Un fin de semana, Marianita trajo una invitación de Melissa para partir pastel el Sábado por la tarde en su casa, y, decía, que podía Fátima acompañarla.
Aunque no decía "Fiesta", supusimos que lo era.
"Arreglamos" a las niñas y las llevé a casa de Melissa, con regalos de Cumpleaños.
Cuando fuí por ellas, me fijé que no veía a otras niñas invitadas.
Marianita me platicó que Melissa sólo había invitado a las dos y a nadie más del kinder. Estuvieron sus papás, unas primas y ellas dos. Le cantaron "Las Mañanitas", Melissa sopló las velas, partió el pastel, abrieron los regalos mientras comían sándwiches de canapés, luego jugaron en el jardín con un perrito en el zacatito y todas muy felices.
Ya luego en el kinder, la mamá de Melissa me platicó que su hijita sólo quiso invitar a mis niñas en el kinder.
"-Porque ellas siempre la trataban muy bien en la escuela... y otras niñas a veces no..."
Y la mamá le respetó la decisión a su hija Melissa... La felicité por éso...
Anécdota con Fatimita: Otorrinolaringología:
Un día, cuando fuí por las niñas al kinder, Fatimita me dijo que le dolía mucho la garganta y la toqué y tenía fiebre.
La llevé a la doctora "Otorrinolaringóloga".
La doctora le dijo que abriera mucho mucho su boca para poder revisarla con su lamparita.
Fatimita le dijo que no era necesario, que su Apá tenía una lamparita en casa y ella ya se había examinado y que se vió unas bolitas grandes y blancas en su garganta detrás de su campanita, que sólo le diera medicina.
La doctora se asombró de la niña y, bromeando, le preguntó, fingiendo la voz:
"-¿Y quién le dió permiso de auto examinarse las anginas, "Señorita lista..."
Y Fátima muy seria y haciendo gestos por el dolor de garganta le dijo:
"-Pos es mi garganta y tengo derecho a mirarla y revisarla cuando me sienta enfermita, doctora... anda, dame medicina por favor...
La doctora estaba aguantándose la risa, pero yo si le dije a Fatimita que dejara a la doctora hacer su trabajo...
La doctora al terminar la revisión y tomarle la temperatura con una cinta de colores en la frente, le dijo que tenía razón Fatimita; le hizo una receta y además le dió media bolsita de paletitas que tenía en su escritorio.
"-Agradable la doctora Apá..." -Me dijo cuando salimos del consultorio.
La doctora nos despidió con una gran sonrisa y con su excelente buen humor...
Anécdota con Marianita: Se acabó la paciencia:
Un día que fui al kinder por las niñas, estábamos esperando a que saliera Fatimita de su salón. Entonces Marianita se le quedó viendo "feo" a su maestra, que en ese momento pasaba enfrente de nosotros. Yo me fijé en éso y le pregunté que por qué hacía ella ese gesto, si Marianita quería mucho a su maestra...
"-Pos porque hoy, a la maestra se le acabaron las palabras..." -Me dijo muy seria y yo, sorprendido, le pregunté que por qué lo decía...
"-¡Pos porque hoy nos gritó...! ¡Se le acabaron las palabras...! ¡Lo que nunca Apá...!"
"-¡Ah...!" -Sólo pude decir...
Anécdota con Fatimita: Guardianes ecológicos escolares:
Un día íbamos a entrar a una tienda en el centro.
Una señora bien vestida y encopetada que iba saliendo, tiró al piso un papel arrugado al piso. Fatimita lo recogió, se le acerco y le dijo:
"-¡Tenga señora, se le cayó éste papel...!
Arrugando mucho la nariz, la señora copetona le dijo:
"-¡Pues no niña...!. ¡No se me cayó..."
"-¡Ah! ¡Entonces estás tirando basura al piso a "Propórcito...!
La señora, roja de la cara y torciendo aún más la nariz, dice, mohína:
"-¡Dáme eso acá, niñita lista...!" -Y tomó el papel arrugado de marras y lo puso en el cesto de la basura que estaba a un metro de distancia...
"-Te ganastes un conote de nieve, mi Amor..." -Le dije-.
Anécdota con Marianita (la Hermanita menor...):
Un día andábamos en el centro comercial, en el área de comidas y estábamos comiendo gorditas y taquitos y escuchando cantar a Manuelito Solís. Fátima nos dijo que terminando fuéramos a ver la ropa.
Entonces Marianita me dice muy contenta:
"-¡Apá...! ¡Fátima me quiere mucho mucho...!"
"-Si mi Amor, ya lo sé..." -Le dije, y noté que Fatimita se estaba sonriendo maliciosamente-.
Así que le pregunté a Marianita que por qué decía eso y me responde:
"-Dice ella que quiere mucho a su hermanita menor, que me va a dar toda su ropita y que tú le vas a comprar otra nueva y que cuando yo crezca, otra vez me regala su ropita y tú le compras nueva y así... ¡Me quiere mucho mucho Apá...!"
"-¡Ay Fatimita...!" -Le digo-.
Anécdota con Fatimita: "Economía Infantil":
Ví que Fatimita se fijaba cuando en la compra en la tienda de doña "Trini", me devolvían monedas que yo guardaba en una bolsita (era el cambio, por supuesto...). Un día llegamos a la tienda de Saúl, frente a la iglesia y la compra fué el importe de un billete completo y no me dieron monedas, además tuve que sacar algunas monedas de la bolsita para completar.
Fatimita, sorprendida y enojada, dijo en voz alta (voz alta con su vocecita que tenía):
"-¡Apá...! ¡Mejor vámonos a la tienda de doña "Trini" Apá...! ¡Allá te dan monedas y aquí tu tienes que darles tus monedas al señor...!
Tuve que explicarle a Saúl de a cómo iba la cosa en la fallida "Economía Infantil..."