...iniciar cualquier cosa es siempre emocionante, vigorizante,
desafiante...
¿Qué tantas cosas inicia uno
durante toda una vida?
¿Cuántas cosas uno deja a la mitad? ¿Cuántas cosas uno
puede terminar?...
Veremos hasta dónde puedo llevar ésto, que nunca he escrito en un blog y
estoy en la tarea de aprender a usarlo, espero avanzar y hacer la curva de
aprendizaje lo menos larga posible.
Pero, ¿de qué va la cosa? pues de lo que se me vaya ocurriendo: cosas de
tiempos pasados, sucesos actuales, sueños para el futuro; pienso criticar cosas
que compro (que bien es mi derecho y que viene incluido en el precio de compra)
como: música, libros, revistas, películas.
No pretendo ser original ni mucho menos, en mis escritos hay mil
influencias, mil fuentes, mil sitios comunes y puede parecer que mis entradas
sean copia "adaptada o pirateada" de otros lares; es posible, como lo
comento, no pretendo ser original ni mucho menos.
Había ya compartido algunos escritos y algo de música con un reducido
pero fiel grupo de seguidores en mi lugar de trabajo, espero seguir por el
mismo estilo.
¿Que por qué tantos angelitos? solamente porque le gustan a mi hija
Fátima, sobre todo los de Rafael y los de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, los que están leyendo es
un detalle del cuadro de Giovan Battista di Jacopo.
¿Qué por qué el nombrecito "…trozos de vida disecados..."?
Bueno, se me ocurrió cuando leí un discurso que don Porfirio Muñoz Ledo expresó
en el Palacio de Lecumberri en marzo del 2009; personaje éste con quien, por
cierto, sería lo único que comparto, pues he visto algunos de sus programas de
opinión en la tele canal 34 TV Mexiquense y, salvo una vez que invitó a otro
don, a don Jorge Saldaña, no me ha parecido el tal programa con contenido
rescatable.
Pero como a fin de cuentas, le tomé prestada la frase, como cortesía le reproduzco
el párrafo de donde tomé el título de éste blog, es de cuando entregó su acervo
personal al Archivo General de la Nación, luego de 50 años de trabajo en la
función pública; así lo expresó el Don:
...aquí yacen trozos de vida disecados que narran una terca
esperanza. Piedras sueltas de un edificio por levantar y planos de una nervuda
imaginaria. Vislumbres dispersos, entretejidos y todavía
palpitantes de nuestro proyecto esencial: la construcción de una nueva
república. En tal designio estoy comprometido hasta el tuétano...
Ya el resto del tal discurso es paja sin sustancia de valor rescatable,
como ha sido y es su costumbre política.
Fue de cuando (imaginariamente, claro) creían él y AMLO y demás
camarilla del “PRD” que podrían construir una república imaginaria donde todo
fuera como su imaginación lo imaginaba; o sea donde todo el país funcionara
como un imaginario aparato socialista muy diferente al estado político y social
actual, pero muy real, de la nación; de solo imaginarme como sería un país
gobernado por ellos, mejor prefiero dejar escapar mi imaginación y refugiarme
en éste espacio donde ahora escribo.
Así
que espero guste algo de lo aquí escrito; lectura que debe ser breve, fácil de
leer, digerible y amena.